FMI o caos
Es el FMI o el caos, el adiós a la “gobernabilidad”, el derrumbe final. Este es el diagnóstico compartido por columnistas de Clarín y La Nación tras el martes negro.
La línea de fondo es no debatir el modelo macrista: el país como territorio liberado a la carroña financiera local y mundial, con ganancias que no se consiguen en ningún otro lugar por vía de pases cambiarios o tasas astronómicas. El problema argentino, planteado en términos de enfermedad, es el déficit, el Estado mismo.
Con esta línea que siguen Morales Solá en La Nación, junto con laderos como Laborda, y Kirschbaum en Clarín con los suyos, como Van der Kooy, quedan solo entre paréntesis y perdidos en otras notas, algunos datitos: solo JP Morgan se llevó 1.500 millones de dólares en cinco días, escribió Bonelli; Fernández Canedo en Clarín dice que Miguel Bein calcula que la orgía de la devaluación y las tasas se llevó 10.500 millones de dólares. Fue en una semanita: este equipo sí que sabe hacer sus cosas.
Pero nada de eso queda muy visible: Lo principal, lo más reiterado es que Macri aceptó que necesita de acompañamiento político, y por eso vuelven Monzó y Sanz a la supuesta “mesa chica”. ¡Tremendo cambio!, que ocupa párrafos y párrafos de Morales Solá, Van der Kooy, Kirschbaum y columnistas de la segunda, tercera y cuarta línea.
El “cambio” también es asumir que el “gradualismo”, así como venía, ya no sirve, un mensaje de fondo que varios de estos periodistas independientes reproducen. Vaya a saber quién dio la orden, pero teclean:
Kirschbaum, Macri ante “opción endomoniada”, ajuste más rápido o tormenta cambiaria, “pesadilla sin fin”. Por eso vuelven Sanz y Monzó, perdió Quintana y en fin, Macri aceptó “cambios”, porque “hay demasiado riesgo”.
Van der Kooy: Macri aceptó “reseteo de la política” tras el “susto”. El Gran Acuerdo Nacional en el presupuesto de 2019 para reducir el déficit es una idea que “suena buena e inevitable”. Hubo “pavura” en toda la dirigencia, salvo los endemoniados “K” y la izquierda. Es que los buenos piensan en “la gobernabilidad”. Es el FMI o es el apocalipsis. Y así, un “razonable” como Pichetto está viendo cómo pisa en el Senado el proyecto de freno al tarifazo. Servicio a la Patria.
Morales Solá. ¿Por qué vamos al FMI? 1) por el contexto internacional adverso; 2) por el déficit fiscal; 3) por culpa de la demagogia de la oposición. Dada esta encerrona de la historia, Macri tuvo la lucidez de hacer la “autocrítica”, y le explica: no hay margen para seguir con el “gradualismo”.
Laborda (La Nación), y estas enseñanzas: 1) El “gradualismo” puede ser bueno pero puede llevar a error; 2) el atraso cambiario no sirve; 3) es malo poner un impuesto a la renta financiera si necesitás la ayuda de los banqueros.
Lanata, tal vez con algo de pereza, copió y pegó lo que dice Macri: no se puede gastar más de lo que tenemos. Y lo que dijo González Fraga: no se puede “seguir viviendo por encima de nuestras posibilidades”. Luego, haciendo sí su aporte creativo, dice que responsabilizar al gobierno por ir al FMI es “idiota”, porque es un problema de todos, todos somos culpables.
Periodismo bananero
Los incontables espacios dados por el sistema mediático argentino a la boda real nos dan varias confirmaciones.
No solo es cuestión de la patética frivolidad que caracteriza a gran parte de la televisión. También los diarios se ponen de rodillas ante la casta parasitaria que goza de mil privilegios.
Clarín de este domingo le dio media tapa. La Nación el 33 por ciento de su tapa. Y está en la tapa de Perfil, y en la tapa de Popular.
Periodismo serio e independiente rendido ante la aristocracia, su ostentación repugnante, su exhibicionismo. Con columnistas y corresponsales «serios» que «analizan» el acontecimiento.
El «periodismo» de los diarios que tanto reivindica Kirschbaum, el jefe de cuadra en Clarín, es netamente bananero.
En su formidable «Historia conjetural del periodismo», Horacio González recuerda que los primeros impresos de la colonia informaban sobre el estado de salud, los muebles y la indumentaria de los virreyes y su corte.
Dos siglos después, estamos en lo mismo.
Semana a semana el periodista y escritor Hugo Muleiro repasa con detenimiento las columnas de opinión y análisis de los principales medios gráficos de mayor alcance nacional en tanto hegemónicos.