400 familias sin agua potable
(Prensa PAyS). En el barrio Bella Vista de Puerto Esperanza viven unas 400 familias: 800 niñas y niños y unos 100 adultos mayores y discapacitados e impera el hambre. Muchos de los niños concurren al merendero al que ahora también se suman los abuelos, uno de los principales problemas es la falta de agua potable que afecta a las familias. Hace tres años que reclaman y el Estado mira para otro lado.
Cristina Parra es una de las madres del barrio Bella Vista y trabaja en el merendero donde van sus chicos tratando de paliar el hambre. «La situación está difícil y en nuestro barrio hace tres años que no tenemos agua, así que nos arreglamos trayendo una manguera desde las viviendas nuevas hacia acá para contar con poquito de agua. Estamos enganchados a la luz, no nos queda otra y los vecinos que no tienen la posibilidad de tener manguera utilizan agua del pozo de agua, que cuesta mucho sacar porque son entre 14 y 15 metros», cuenta.
Cristina tiene un bebé de un año y cuatro meses que toma leche y necesito usar la heladera porque la leche y los alimentos no aguantan. «Pedimos formalmente el agua y la luz; pero el intendente nos niega porque no tenemos título de las tierras y no pueden bajar las máquinas al terreno».
En el barrio viven muchos chicos, «creo que debe haber como mil, y personas enfermas que son las que más padecen la falta de agua y la luz, y es una pena ver como cargan baldes para utilizar agua potable, la red de agua está a 200 metros, y tampoco hay canilla pública. A la manguera la tuvimos que comprar nosotros, y traer desde las viviendas. Pero no vemos que el intendente se preocupe por estos servicios que derechos básicos, no se puede vivir sin agua, y más con estas altas temperaturas».
«Se hace muy difícil cuando hay chicos»
Benigna Figueredo es otra de las vecinas que sufre la falta de agua potable en Bella Vista. Su esposo de 83 años está ciego. Tiene cinco chicos y desea irse de ese lugar, pero no tienen donde. «Uno vive acá porque necesita. A veces no tenemos agua cuatro o cinco días y recurrimos a los baldes. No se puede cocinar ni lavar la ropa por ejemplo, y cuando hay chicos es una tremenda lucha. La carencia de luz es importante, pero el agua es lo principal».
Esta familia vivía en la chacra, y se trasladaron a la zona urbana para estar mejor. «Pero como no hay plata que alcance para comprar un terreno en otro lugar, nos afincamos acá. Mandar estudiar a los chicos es caro, y me gustaría que cuando yo no viva más, les quede el regalo del estudio. Por ellos luchamos cada día; pero se hace difícil sin los servicios básicos», lamentó la mujer ante el diputado Martín Sereno, del Partido Agrario y Social, que se reunió con los vecinos.
Evaristo, el esposo de Benigna tuvo dos Accidentes Cerebro Vasculares (ACV), con la secuela de la pérdida de su visión. Además tiene problemas de presión, y no recibe ninguna asistencia, la falta de agua y luz para ellos es un padecimiento.
«Trabajé toda mi vida, muchas veces en los montes en tareas sacrificadas. Hoy tengo 83 años, y hace cinco tuve estos ACV que me dejaron ciego. Es terrible vivir sin agua y arreglarnos como podemos, por suerte mis vecinos son gente solidaria.
La luz también es muy necesaria con las temperaturas de Misiones. No podemos tener ventilador, ni heladera para el agua fresca, y como la mayoría estamos colgados de los cables, cuando hay baja o suba de tensión, ningún aparato resiste, se queman», lamenta el anciano.
Gestiones ante el Eprac
«Estuvimos recorriendo Bella Vista, y las condiciones de las familias son paupérrimas, el agua es un derecho humano e inpriscindibel para vivir. Pero a pesar de todo, las madres le ponen el cuerpo a la sobrevivencia. Es el caso de Juana Andrea Britez, con cuatro hijos a su cargo, de 19, 14, 11 y 2 años, sobrevive haciendo changas, y del magro aporte de la Asignación Universal por Hijo (AUH); vive en una humilde casita con piso de tierra. Como el resto tiene problemas de luz y agua, pero ahí está todos los días colaborando para que los chicos tengan un alimento en un merendero», remarcó el diputado Martín Sereno.
El legislador ya remitió una nota al presidente del Ente Provincial Regulador de Aguas y Cloacas (Eprac), José Guccione, para acercarle el reclamo de más de 800 menores, 100 adultos mayores y discapacitados y familias que habitan en el barrio Bella Vista de Puerto Esperanza, y que no disponen de agua potable desde que se encuentran residiendo en ese predio.
«Los vecinos de Esperanza habitan ese barrio hace aproximadamente tres años y nunca tuvieron acceso al agua potable. Por esa inquietud nos acercamos y nos solicitaron la urgente e inmediata necesidad de contar con agua potable, debido a la cantidad de niños, discapacitados y adultos mayores que viven en el Bella Vista», expresa la nota de Sereno, en la que solicita la inmediata intervención del Eprac a fin de realizar las gestiones y acciones necesarias para proveer del suministro vital a los y las misioneras.