A 20 años del tractorazo, el pueblo define su destino
«Hacia un nuevo modelo productivo» es la consigna bajo la cual se convoca a una movilización este sábado 9 de Julio, a las 9, en la plaza 9 de Julio de Posadas en conmemoración de los 20 años del Tractorazo de productores de yerba mate que se realizó en 2002 desde toda la provincia de Misiones hacia la capital provincial en reclamo de precios para la hoja verde y canchada y la creación del Instituto Nacional de la Yerba Mate INYM). La convocatoria la realizan el Movimiento Agrario Misionero, la CTA-A, la CCC, la ATE, Productores y Kapuera.
Para relatar la historia de aquél tractorazo de 2002 y referirse a la convocatoria de este sábado el dirigente y productor Hugo Sand fue entrevistado en el programa Contala como quieras, en La 99.3, donde subrayó que «aquello fue una revuelta popular que protagonizaron no solo los productores yerbateros, éramos productores, docentes, productores, madereros, distintos sectores que permanecimos días y noches en Oberá primero y en Posadas después hasta lograr la creación del INYM».
Sand advirtió que aquella gesta del 2002 tenía como antecedente de la destrucción del aparato productivo provincial «el neoliberalismo destruye la Junta Nacional de Granos, de Carnes, de UVA, la Comisión Reguladora de la Yerba Mate y el Mercado Consignatario y nos dimos cuenta que el precio de la yerba en lugar de subir y que nos íbamos a cansar de exportar, como nos había prometido Las Marías, en realidad era todo mentira y así empezamos a levantar carpas verdes y carpas negras a los costados de las rutas», y con el paso del tiempo «la propuesta era malvender las chacras y nos negamos hasta que en 2001, en el cruce Karaben en Oberá se juntaron unos 80 tractores con el apoyo de la zona centro y alguien gritó ‘hay que ira Posadas’ y así organizamos la ida a Posadas, fuimos y (Carlos) Rovira, que era gobernador, no nos recibió porque decían estaba en el exterior gestionando para el sector forestal y le fue tan bien que vendió 400 mil hectáreas que hoy están plantadas con pinos que son un atentado a la biodiversidad y que van a contrapelo de lo que nosotros pensamos».
«Como en esa ocasión nuevamente nos mintieron decidimos nuevamente organizarnos, el entonces diputado nacional Raúl Solmoirago llevó al Congreso nacional la propuesta para crear el INYM del que no teníamos idea porque nosotros íbamos por el precio justo y la dignidad de la familia agraria, pero en el fragor de las gomas quemadas se fue construyendo la necesidad de esa ley y al final conseguimos la ley y la reglamentación de esa norma que regula la producción».
El pueblo define su destino
Los organizadores de la convocatoria de este sábado emitieron un documento que titulan «El Pueblo define su destino» y en el que subrayan que con esa premisa y «consideramos necesario comenzar a definir La Misiones que Viene, este sábado celebramos los 20 años del Tractorazo, una de las gestas más importantes del Pueblo misionero. Entonces, miles de personas, provenientes de las chacras, trabajadores de la madera, del comercio, docentes, desocupados y muchos más, movilizados y concentrados en la plaza 9 de Julio, frente a la Casa de Gobierno, se unieron en contra de un modelo económico agobiante y exigieron cambios, dando origen al Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) para dar sustentabilidad a la actividad yerbatera, la más importante por su historia y por sus componentes sociales, económicos y ambientales.
«Misiones tiene una rica historia de luchas sociales y agrarias. Todas han dejado huellas que nos marcan el camino, nos acompañan. Como Pedro Peczak, el colono que lideró el Movimiento Agrario de Misiones (MAM), cuya incansable lucha por mejores condiciones para el sector rural se interrumpió cuando los militares lo capturaron, torturaron y asesinaron. Activo militante político social, con una profunda espiritualidad, está presente como entonces, al igual que otros cientos de dirigentes perseguidos, muertos y desaparecidos por la Dictadura Militar. Hoy homenajeamos a Pedro Peczak en nombre de todas y todos los mártires sociales y agrarios, con la memoria activa y el compromiso de cuidar la provincia que tanto amaron.
«En esa tarea estamos quienes nos autoconvocamos en esta plaza.
«Estamos en el ejercicio de tomar distancia de la cotidianeidad, ampliar la mirada, y observar con detenimiento cómo es la actual Misiones en lo social, productivo y ambiental, y cómo queremos la Misiones que Viene.
«Por caso, vale recordar que las pequeñas explotaciones agropecuarias (de hasta 25 hectáreas) disminuyeron en un 9,9 por ciento (unas 2.636 menos) entre 2008 y 2018, mientras que las grandes explotaciones (de más
de 100 hectáreas) aumentaron en 126 explotaciones, cubriendo el 67,5% total de la superficie del total de explotaciones para el año 2018 (*), evidenciando la expulsión de la agricultura familiar y la concentración de la tierra en manos de pocos. En ese contexto, cabe indicar además que al menos el 60 por ciento de nuestros suelos están en un preocupante proceso de erosión, lo que equivale a decir que no tienen capacidad de infiltrar y almacenar agua de lluvia y carecen de materia orgánica y nutrientes para una buena productividad; que no se conocen datos de la superficie actual de Selva, proveedora de agua; que el monocultivo de especies exóticas se extiende en 430 mil hectáreas en el territorio (y sigue avanzando), duplicando a la nativa yerba mate, que ocupa 209.277 hectáreas; que una sola empresa forestal es dueña del 10 por ciento de la provincia; que desde hace al menos 40 años se utilizan agrotóxicos en diversas plantaciones, afectando la salud de la población, tal como nos demostró el Doctor Hugo Gómez De Maio; y que el verano pasado estuvimos inmersos en un déficit hídrico e incendios de magnitud como nunca antes había ocurrido, afectando áreas protegidas, la disponibilidad de energía, el turismo y suprimiendo el sustento de los agricultores, como las plantaciones de yerba mate, tabaco, caña de azúcar, verduras y frutas, animales, sin que se conozca hasta la fecha medidas gubernamentales orientadas a atender este problema de fondo, de brindar un “paraguas protector” ante la casi cierta posibilidad de que se repita el fenómeno, por cuando se enmarca en el cambio climático global.
«En ese escenario, cabe preguntarnos: ¿Queremos una Misiones con o sin agua? ¿Con o sin familia agraria? ¿Con grandes extensiones de pino elliotis y eucaliptos o con miles de chacras produciendo alimentos sanos? ¿Con monocultivo de exóticas, déficit hídrico y multiplicación de incendios, o con el monte generando agua, resguardando a la cultura guaraní y tantos otros beneficios imprescindibles para la supervivencia? ¿Con desarraigo rural y pobreza en ciudades, o con crecimiento productivo y desarrollo sostenible en las chacras? ¿Con organismos y trabajadores del Estado precarizados por el clientelismo o con instituciones públicas administradas por trabajadores con vocación de servicio y salarios dignos?; ¿Con una educación paupérrima o con docentes con salarios dignos y estudiantes ávidos de más conocimientos?
«Los hechos recientes son suficientes para asegurar que el actual modelo productivo no es la mejor opción para la mayoría de los misioneros. Estamos ante un modelo basado en la industria pastera; un modelo que propicia la mecanización de la mano de obra, expulsando a trabajadores como los tareferos, y el extractivismo de los bienes naturales, que además afianzó la extranjerización de la tierra misionera y la figura del monopolio, con el enriquecimiento de pocos a expensas de las necesidades de la mayoría, como ocurre con la producción de té donde poquísimas empresas deciden sobre el producto de 5.000 colonos.
«Los hechos recientes también son suficientes para decir que asuntos como la disponibilidad de alimentos, el cambio climático, el agua y la selva, todos en el tope de la agenda mundial por su incidencia en la economía y en la paz social, no pueden ser administrados por ineptos; deben ser abordados con seriedad, profesionalidad, profundo respeto por la vida, altruismo y comprometida espiritualidad.
«El territorio es nuestro, es del pueblo y como pueblo definimos la Misiones que queremos, una Misiones donde las políticas estén orientadas a recuperar y cuidar el agua, priorizando la disponibilidad para las necesidades humanas y para la productividad por sobre los eco-agro negocios; a brindar dignidad y el precio justo permanente en la producción agraria; a multiplicar las semillas nativas y criollas y con ello, la biodiversidad; a destinar tierras para expandir la producción de alimentos sanos para lograr el autoabastecimiento; a erradicar la desnutrición y propender la prevención como medida sanitaria por excelencia; a fortalecer el trabajo comunitario y cooperativo; a erradicar los mecanismos que generan
exclusión, discriminación y pobreza, y en su reemplazo a expandir una estructura con eje en la justicia social, con derechos y oportunidades para todos; una provincia sin persecución a gremialistas, sin desaparición de personas, con una Justicia eficiente y con seguridad rural.
«Misiones es Selva Paranaense con vertientes y ríos que corren libres, es agraria, es yerbatera por excelencia, la actividad cuyo eje es un árbol autóctono que se inició comercialmente en 1600 y hasta hoy día genera empleo y dinamiza social y económicamente todos los rincones la provincia; es cultura Guaraní que resiste los embates de los nuevos tiempos sobre su gran casa, el monte; es pueblo movilizado, con memoria activa, porque tiene capacidad de sanar y construir un espacio inclusivo y distributivo, y porque ejerce el derecho de ser parte, de visibilizar, de participar y generar la Misiones que Viene.
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