Por Carlos Resio.
Es sabido que nuestra región, a partir de su incorporación al sistema productivo y comercial a fines del siglo XIX, tuvo en sus ríos, casi de forma exclusiva hasta las primeras décadas del siglo XX, el único medio de conexión con los grandes centros de consumo y producción. Este hecho definió el carácter fluvial de estos pueblos. Sin embargo con el advenimiento de rutas y puentes y con el debilitamiento de las flotas fluviales a partir del golpe de estado de 1955 que dejó de lado la flota nacional, las comunicaciones y el transporte de mercaderías y pasajeros migró a medios terrestres primero y luego se agregó el aéreo quedando el transporte por los ríos relegado hasta su virtual desaparición. Esta transformación fue impulsada no tanto por una supuesta modernización de medios sino más bien atendiendo intereses ajenos a los del pueblo y privilegiando la industria del centro del país cuando no los intereses extranjeros.
El primer puerto de Posadas, de gran actividad e importancia desde su primera construcción en 1914, llegó a ser uno de los más importantes del país y de él dependía en gran medida la vida de la población de esta región ya sea para el ingreso y egreso de mercaderías como del transporte de pasajeros. En este mismo espacio, ya hemos hablado acerca la relevancia de la flota fluvial y lo lamentable de su desguace. Con la desaparición del tráfico fluvial, el viejo puerto otrora lleno de vida, fue languideciendo hasta convertirse apenas en un amarradero para prefectura y los dos ferrobotes que hoy se hunden en Nemesio Parma después de haber sido trasladados por la suba de la cota, luego saqueados y luego abandonados quedando solo el recuerdo de las dos naves que navegaron hace más de 100 años desde su astillero en Escocia para prestar servicios en este rincón alejado del planeta.
Este sombrío panorama pareció recibir algo de luz con la noticia de la semana pasada que, con la expresión de satisfacción del presidente de la legislatura misionera, Carlos Rovira, quien exclamó “¡misión cumplida!”, mostrando su anhelo personal y dejando en evidencia quien gobierna la provincia, nos informaba acerca del primer embarque en el nuevo Puerto que después de 50 años de inactividad fluvial en Posadas volvía a ponerse en marcha la posibilidad de contar con este medio de transporte. Cabe destacar que el nuevo puerto cuenta con un muelle de 250 metros de largo, una profundidad de 6 metros y puede recibir embarcaciones de hasta 80 metros atendidas por dos grúas para carga y descarga. Las embarcaciones utilizadas en este tramo del río son de barcazas de escaso calado y con una capacidad de carga equivalente a 20 camiones de gran porte lo que las hace adecuadas para el transporte fluvial.
El nuevo puerto de Posadas, tuvo sus inicios en la gestión de Julio De Vido en el ministerio de obras públicas y el Ing Horacio Tetamantti como titular de la AGP durante el gobierno de CFK. Junto con esta obra y como complemento imprescindible el gobierno misionero construyó el parque industrial a sus espaldas como un diferencial de valor para las empresas que decidieran allí instalarse. Lamentablemente durante el gobierno Macrista se dificultó la finalización del puerto y el parque industrial no tuvo el impulso esperado. Por eso, a inauguración del puerto es un hecho auspicioso a pesar de las dudas que genera visión del gobierno renovador acerca de lo que debe ser su rol provincial.
Está claro que el grito de alivio del conductor es el desahogo por la frustración que generaban las demoras de culminación de la terminal portuaria y el desinterés por parte de las empresas navieras por destinar medios para atenderla. Tan es así que la provincia se vio obligada a alquilar el remolcador y las barcazas a Bolivia para poner a disposición de quien quisiera utilizarlas recibiendo los pedidos de alivio por parte de Arauco para exportar pasta celulósica, una maderera que cargó madera procesada y un par de tealeras. En todos los casos con destino final al puerto de Montevideo que es el que hace el verdadero negocio y tiene el control de las exportaciones argentinas ya que en él se produce el trasbordo a barcos de gran calado, hecho que se revertiría en caso de concretar el tan demorado y resistido por el cipayo “lobby” interno al servicio de intereses extranjeros, como si las batallas de la Vuelta de Obligado y de Punta Quebracho hubieran sido solo una farsa para rellenar libros de historia escolar.
En diálogo con el Ingeniero Tetamantti pude saber que el entusiasmo mostrado por nuestras autoridades es vacío de realidad porque la producción disponible para sacar de la provincia por el puerto solo sirve, por el momento, a la pujante industria extractivista, abaratándole costos y animándolas a acentuar su depredación ambiental. La idea de que sea la puerta de salida de la producción de alto valor agregado del parque industrial de Posadas y de aquellos que se sumen aún es solo eso, una idea.
También se debe tener en cuenta el aspecto de recorrido inverso de las embarcaciones de transporte ya que al ser Misiones una provincia periférica, muy poco industrializada y de bajo consumo poblacional la navegación río arriba se produce, en casi todos los casos, con las planchadas ocupadas por contenedores vacíos lo que encarece el traslado final ya que no hay carga que pague ese tramo.
¿Cuál debería ser entonces el camino a tomar para que el flamante puerto se transforme en un verdadero factor de desarrollo regional?
Ninguna región tiene chances de acceder a un verdadero desarrollo basado en la pura explotación de sus bienes naturales sin agregar valor y sin un proyecto de modelo productivo que utilice las ventajas comparativas para ir ganando en mejora de la relación $/tn producida. Esto se logra con un plan estratégico tendiente a agregar valor a la producción incorporando tecnología, abriendo mercados y educando al pueblo en este sentido. Lo demuestra la escuálida ocupación del parque industrial con una fábrica de helados, una de “madera plástica”, y una de prototipos de autos eléctricos entre las apenas 10 o 12 empresas instaladas.
Creado el puerto y ofrecido el parque industrial es hora de que el pueblo misionero discuta si quiere continuar siendo el proveedor de yerba, té y madera aserrada para que unos pocos ganen o quiere convertirse en una provincia pujante donde se genere trabajo de calidad, no con ejemplos puntuales para aplaudir a modo de farsa, sino para que la riqueza generada quede en manos del pueblo y no de 4 vivos que asociados con un gobierno que ha convertido a Misiones en una unidad de negocios para sus amigos se llevan los beneficios del esfuerzo de la gran mayoría de los misioneros y misioneras.
La discusión sobre el modelo productivo que queremos para nuestra provincia debe ser planteado de forma urgente y ocupar el primer lugar en la agenda política. Los cambios tecnológicos de los próximos años dejaran atrás a miles de personas si no pensamos y desarrollamos estratégicamente una idea para el futuro cercano. Y no será con términos de moda ni discursos vacíos como debe hacerse sino con una discusión seria y comprometida de toda la sociedad. Caso contrario, y en tono con lo que también está pasando en otros lugares del país, quien llegue a Posadas por el río probablemente verá en el cartel de bienvenida la frase “Welcome to Posadas harbour, theentrance to thefirststart up province”
Para analizar, reflexionar y debatir el ideario del Manifiesto Argentino, Carlos Resio, integrante de la Mesa Ejecutiva de la organización que conduce Mempo Giardinelli, comparte propuestas de la agenda pública en su columna semanal de cada miércoles, a las 7,30 en el programa Contala como quieras, en La 99.3