Icono del sitio La 99.3

A lo hecho pecho

Por Carlos Resio.

El periodista, escritor y crítico de cine Hugo Paredero, en un artículo para Télam del 10/10/22, habla del refrán que da título a la reflexión de hoy y dice: “Hay personas que sacan pecho para andar por la vida, otras lo esconden, otras son pecho frío… Pero es solamente ante una situación irremediable que el verdadero pecho humano se pone a prueba, este refrán nos indica en pocas palabras cómo atravesarla…  ¡Claro! ¡A lo hecho, pecho!” y  agrega: “Poner el pecho no es olvidar lo sucedido, es aprender a convivir con eso y, en lo posible, sacar una lección de allí… Cuando el lamento desaparece y muta en una reacción a tono con la circunstancia, el pecho se hincha de alivio y respirar ya es otra cosa…”

https://www.la99punto3.com.ar/wp-content/uploads/2023/12/RESIO-291123.mp3
Carlos Resio en La 99.3 el 29 de noviembre de 2023

A la espantosa sensación de pérdida que hoy nos embarga tenemos que enfrentarla con reflexión compartida y profunda porque debemos saber que gran parte es consecuencia de los propios errores, omisiones y defecciones en el propio campo nacional y popular. Porque los recursos de la derecha son de ellos y no podemos pretender que los abandonen. Y si no, darnos definitivamente por derrotados.

Los conceptos que agruparon a militantes orgánicos y sueltos, viejos y nuevos, más o menos comprometidos con la causa no son los mismos que los que mueven a una buena parte de los votantes a la hora de elegir. Y ya vimos que lo que nosotros nunca haríamos aunque vengan degollando hay otros que, movidos por motivos difíciles de asir, si hacen. Como, por ejemplo, haber votado en 2011 a Cristina Fernaández, quien llevó la distribución de riquezas al “fifty/fifty”, y en 2023 a Javier Milei quien promete hambrearlos y regalar el país a las corporaciones por consejo de su perro muerto, Conan. Y para quitarle esquizofrenia ponele que la gente recién ahora se entera que el que maneja los hilos es Macri, “el mafia”.

¿Por qué esos compatriotas, que no son adscriptos a ninguna escuela austríaca, que seguramente no alcanzan a comprender como las propuestas de Milei si le van a joder la vida, pueden dar semejante voltereta? ¿Qué es lo que inhibe los resortes internos que a nosotros, nacidos en el mismo suelo y educados en escuelas parecidas, nos impelen a seguir intentando el camino de la realización popular a pesar de tropiezos, errores y traiciones?

Es sabido que nuestra sociedad se ha conformado en la fragua del “crisol de razas” a fuerza de mitos, figuras de bronce, dichos sacados de contexto y figuras desinfectadas a favor de los intereses de una élite que tomó la delantera y a la que cuesta hacer que suelte el mango de la sartén. Hoy, tanto la derecha como los espacios populares, usamos las mismas frases de próceres para circunstancias opuestas. Eso no es nuevo. El propio Milei dice admirar a Alberdi, un liberal que abominaba las prácticas que el despeinado propone. Cristina Fernández elige a Belgrano como su prócer favorito pero también lo elige la derecha cuando lo presenta como arquetipo siendo que viola sus ideas con sus prácticas. Este berenjenal es posible porque a lo largo de nuestra vida como país se ha obturado la discusión de la historia como forma de comprenderla y aprender de su enseñanza. Se ha despojado de historia al sentir popular obligándonos a comenzar de nuevo después de cada caída. Que Irigoyen murió pobre, que Perón era nazi y miraba a Gina Lolobrígida desnuda con anteojos especiales, que Illia era honesto y tanta sarta de efectivas pavadas. O acaso no se toma hoy como cierto en vastos sectores que nuestro país fue de primer mundo y que a partir de la llegada del voto universal caímos por un tobogán de decadencia hasta hoy solo interrumpido por los intentos de Menem y Macri. Ya lo escuchamos en estos días al interminable Ramón Puerta definir, en nota de Perfil del 27/11, al gobierno del riojano como el mejor del período democrático.

Desde la sentencia Civilización y Barbarie, madre de toda las zonceras descriptas por Arturo Auretche, es que no se ha parado de elaborar clichés y falsedades que fueron forjando a gran parte de la ciudadanía hasta hacerlas decir:“son todos lo mismo, que se lleven las Malvinas si de todos modos yo voy a tener que seguir trabajando”. ¿Es que perdió la sangre este ciudadano? ¿No hay nada que le haga levantar la cabeza y ambicionar dignidad y sed de justicia? ¿No conoce los sacrificios de quienes dejaron sus huesos en la tierra para que él viva en un país en el que aún hay una oportunidad de realización?

Hoy los radicales no saben el porqué de ese adjetivo, muchos peronistas coquetean con los verdugos de sus mártires y la izquierda tiene miedo de sumarse a las masas populares porque no quieren dejar de ser también una elite solo que improcedente sin ver las consecuencias. Y las respuestas están en nuestra historia, solo hay que saber encontrarlas y desentrañarlas pero para eso no tenemos que esperar nada de la derecha ni de quienes se ven beneficiados por el frío en el pecho de tanto compatriota. Y deberemos darnos nuevas respuestas. El proceso que explica este estado de cosas ha sido urdido con paciencia y malicia por la derecha nacional sostenido por la liga fascista internacional ante la mirada, diría que ingenua, de nuestros gobiernos y organizaciones populares, no todas, sin atinar a la realización de acciones efectivas o contundentes para neutralizar tamaño ataque al sistema democrático acaso imaginando que un ciclo virtuoso sería suficiente para conjurar las intenciones del poder real, que fue, es y será la tantas veces señalada oligarquía argentina a la que solo le basta cambiar de ropaje para esconder sus métodos e intenciones ante la sociedad que no termina de comprender lo que pasa.

Creo entender la frustración, la necesidad y la decepción de tantos que esperaban ser rescatados y hoy están peor que antes pero también creo que darse un gobierno que los termine de someter es como ser parte de aquella fábula de Esopo en que las ranas cansadas del desorden del estanque pidieron a dios un rey que terminó siendo un grulla que las devoró. La historia nos da suficientes elementos para saber que el presidente que tendremos será la grulla de la mayoría de los que lo eligieron y la nuestra también. Si lo dejamos.

Como bien dice Paredero, ya desaparecerá el lamento, tiene que desaparecer, y habrá que poner el pecho, los que quedemos y queramos. Pero habrá que hacerlo aprovechando las lecciones de la historia, separando la paja de trigo y eligiendo bien al enemigo y las batallas. Que no sean las que líderes a 1000 km y a los que no les conocemos la voz nos indiquen. Hemos hecho una valiosa experiencia de militancia en la última década por lo menos y construimos relaciones valiosas en las que hoy podemos reconocernos y refugiarnos. Quizá sea hora de reinventarnos, de crear nuestros propios espacios de acción desde los que hagamos aportes efectivos y no seamos meros apéndices de objetivos ajenos. Por lo pronto y a esta altura del partido no tengo respuestas sino preguntas y dudas. Desconfío de cualquier certeza, y más de las mías, pero sigo dispuesto a ser parte del sueño común de tantos compañeros y compañeras de camino y para eso decidido a poner el pecho. Creo que tenemos la suerte de haber nacido en una región del mundo desde la cual el planeta puede ser salvado. El sur es una oportunidad. No estamos a merced solamente de personajes como Milei y su mesianismo enloquecido, también las consecuencias de un capitalismo criminal oscurecen nuestro futuro y quizá sea eso más importante que lo otro. Milei también va a pasar y será un mal recuerdo y una página curiosa en los libros de historia. Si tengo una certeza de la que no dudo, viene una temporada difícil y enfrente tenemos no a un adversario sino a un enemigo, pero en el pecho de los compañeros y compañeras, de las chicas y los chicos que entienden que su tiempo es hoy y con los que compartimos las ansias de un proyecto colectivo de felicidad, todavía late la ilusión de nuestros mejores sueños y con ellos más temprano que tarde vamos a volver a respirar y a inflar el pecho para ponerlo al servicio de nuestros sueños de patria grande, justa, libre y soberana reconstruyéndolos desde los escombros en que hoy están.

Carlos Resio

Para analizar, reflexionar y debatir el ideario del Manifiesto Argentino, Carlos Resio, integrante de la Mesa Ejecutiva de la organización que conduce Mempo Giardinelli, comparte propuestas de la agenda pública en su columna semanal de cada miércoles, a las 7,30 en el programa Contala como quieras, en La 99.3

Salir de la versión móvil