(Télam) Los exjerarcas que acompañaron a Adolf Hitler en el genocidio nazi de la Segunda Guerra Mundial afrontan aún el llamado de la Justicia alemana, 76 años después de la finalización de ese conflicto bélico. Muchos no se arrepienten de los hechos de los que se los acusa.
Centenarios, enfermos, sin arrepentirse en algunos casos de su pasado, los exjerarcas que acompañaron a Adolf Hitler en el genocidio nazi de la Segunda Guerra Mundial afrontan aún el llamado de la Justicia alemana, 76 años después de la finalización de ese conflicto bélico.
Uno de los juicios más notorios fue el del exmiembro de la «SS» Oskar Groening, llamado «el contador» del campo de exterminio de Auschwitz, Polonia, sentenciado en 2015 por «complicidad» por la muerte de 300.000 prisioneros.
Pero el criminal de guerra, que se encargaba de contar el dinero robado a las víctimas, falleció en 2018 a los 96 años sin haber cumplido su condena de cuatro años, mientras esperaba el resultado de las apelaciones por su caso.
«Estábamos convencidos de nuestra visión del mundo de que habíamos sido traicionados… y que había una gran conspiración de los judíos contra nosotros», dijo Groening, quien empezó a trabajar en Auschwitz a los 21 años de edad, según la cadena BBC.
«Estábamos convencidos de nuestra visión del mundo de que habíamos sido traicionados… y que había una gran conspiración de los judíos contra nosotros»
OSKAR GROENING
Por su parte, Reinhold Hanning fue condenado en 2016 a cinco años de cárcel por su cooperación en la muerte de 170.000 personas en Auschwitz, donde trabajó como guardia de las SS.
El caso de Hanning desató uno de los últimos procesos instruidos en Alemania contra los crímenes del nazismo, basado en el principio jurídico de que los asesinatos no prescriben aunque pasen los años.
Durante el juicio, Hanning se manifestó avergonzado por haber presenciado tantas muertes inútiles, sin poder evitarlas, pero negó ser culpable de las mismas y apeló la sentencia. Murió un año después, el 30 de mayo de 2017, a los 95 años, sin haber ido a prisión.
En 2020, una Corte de Hamburgo sentenció a Bruno Dey, de 96 años, exguardia del campo de concentración de Stutthof, Polonia, por haber colaborado con el asesinato de las 5.230 personas.
Sin embargo, Dey tuvo una excusa cuando se presentó ante la Justicia: era un adolescente cuando ocurrieron los hechos, por lo que fue procesado por un tribunal juvenil y recibió una sentencia suspendida de dos años de cárcel.
El acusado presenció el juicio en una silla de ruedas, acompañado por tres médicos, y fue acusado de colaborar con la muerte de miles de personas, que fallecieron de hambre, gaseadas o ejecutadas, entre 1944 y abril de 1945, según la Fiscalía.
El 16 de julio de 2021, un tribunal del norte de Alemania abrió un procedimiento contra una exsecretaria del campo de concentración nazi en Stutthof, por su complicidad en más de 11.000 casos de asesinato e intento de asesinato.
La mujer de 96 años, identificada como Irmgard F, deberá presentarse ante los jueces el próximo 30 de septiembre. El juicio se celebrará ante un tribunal de menores, porque cuando sucedieron los crímenes, la acusada era una adolescente de entre 18 y 19 años, informó un vocero del tribunal de Itzehoe, en el estado de Schleswig-Holstein, en el norte de Alemania.
El pasado 2 de agosto, se informó que un exguardia de un campo de concentración nazi, de 100 años de edad, será proceso en Alemania en octubre, acusado de complicidad con 3.518 homicidios en el campo de Sachsenhausen en Oranienburg, al norte de Berlín, entre 1942 y 1945. La identidad del imputado no se difundió de acuerdo con las leyes de privacidad alemanas, pero se sabe que vive en el estado de Brandeburgo, fuera de Berlín.
El sospechoso fue imputado por su complicidad en el «fusilamiento de prisioneros de guerra soviéticos en 1942», y por el homicidio de detenidos usando el gas venenoso Zyklon B, un pesticida a base de cianuro creado en Alemania en 1920.
Entre otros casos famosos de exjerarcas nazis, juzgados pese a su edad, figura Erich Priebke, quien murió a los 100 años, el 10 de octubre de 2013, tras ser condenado en Italia a cadena perpetua por su responsabilidad en la muerte de 335 italianos en la masacre de las Fosas Ardeatinas en 1944.
Priebke, excapitán de las «SS», fue detendo y extraditado en 1995 a Italia, tras vivir más de medio siglo en Bariloche, Argentina.