Icono del sitio La 99.3

Barridos bajo la alfombra

La reflexión que hoy propongo tiene conexión con la charla que esta tarde noche tendremos con Ana Gorosito y quizá aporte en la posibilidad de llegar al evento habiendo rescatado de nuestro pensamiento los posicionamientos, imágenes, saberes y prejuicios que hemos ido acumulando sobre la realidad aborigen.

(Carlos Resio) Cada uno de nosotres, ha ido incorporando conceptos acerca de esta temática dependiendo del contexto social, cultural y geográfico donde fue educado. No creo que exista un solo lugar en el país donde esta realidad no tenga presencia aunque con mayor o menor visibilización y protagonismo. Cuando digo visibilización y protagonismo me refiero al grado en que las experiencias se producen de forma directa o intermediada.

Cuando estudiamos en la escuela a nuestros pueblos originarios, hablo de mi generación, lo hicimos como quien estudia a un bicho clavado en un alfiler o a un dinosaurio, siempre desde el punto de vista eurocéntrico y tomando al indio como objeto de estudio. Desde afuera, sin la posibilidad del contacto. Porque según nos decían, esos indios vivieron en la Argentina y ya no están. Lo que difícilmente encontremos en ese estudio es la pregunta ¿Por qué ya no están? ¿Es cierto que ya no están? Y si están, ¿Dónde?. Claro que as épocas cambian, los indios se convirtieron el pueblos originarios, los menciona la constitución y los reconocemos entre nosotros. Es un paso, pero es nada al lado  de lo que creo que debería ser.

Con los asesinatos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel muchos argentinos y argentinas se enteraban de la existencia de la comunidad mapuche en tanto colectivo social y cultural vivo ¿¡vivos!? Diría Susana Giménez. De nuevo, casi todo lo que nos informaban los medio hegemónicos no venía de la voz mapuche sino de observadores. También hay cientos de comunidades distribuida por toda América que sufre el mismo desconocimiento de sus pueblos y más que nada de sus élites. Y cómo es que se ha logrado invisibilizar a estas comunidades que sólo en Argentina suman casi un millón de personas según el censo de 2010 y una presencia genética en casi el 60% de nuestra población total. Eduardo Viveiro de Castro, el antropólogo autor de La mirada del Jaguar, sostiene que en Brasil todos son indios salvo el que no lo es. Ya es imposible esconder esta realidad.

Nuestra provincia, nuestra región, tiene una de las comunidades con una de las historias más ricas en la participación de la configuración local. Desde la llegada de la conquista Española, el pueblo guaraní en sus diversas ramas, ha participado activamente, voluntaria o forzadamente, en todos los procesos históricos y sociales del devenir regional. Desde la fundación de asunción y Buenos Aires, pasando por la utopía jesuítica, las guerras guaraníticas, la guerra contra la bandeira Paulista, el contacto con nuestro libertador José de San Martín, la gesta Artiguista  en las guerras internas, su participación en la guerra de la triple infamia y todas las migraciones y traslados que puede sufrir un pueblo. Toda esta historia es, lamentablemente, romantizada, idealizada y utilizada para presentarnos a un sujeto que ya no existe, que eran apenas un pueblo al que había que civilizar y utilizarlo en diversas funciones que no les son beneficiosas. Al contrario. Mientras la provincia utiliza al guaraní y su cultura como un valor agregado que se vende como un paquete de yerba, las comunidades siguen languideciendo. Son humilladas y maltratadas. Mendigan un lugar en una provincia que alguna vez fue suya.

No soy ingenuo. No creo que se pueda volver atrás con el genocidio sufrido por los originarios americanos, ni el despojo y humillaciones al que han ido sometidos en pos del progreso y la organización nacional. Tampoco creo que deban volver a la selva a vivir como hace 5 siglos. La selva ya no existe como tal y no creo que volvamos a verla así. Pero creo que estamos a tiempo de visibilizarlos como seres humanos sufrientes, postergados, muchas veces en nuestro beneficio, pero con posibilidad de realización a los que debemos prestar escucha.Debemos esforzarnos por comprender para empezar a pensar en cuánto estamos dispuestos a ceder para iniciar ese camino de reconocimiento que también nos beneficiará porque incorporaremos efectivamente, y no en la retórica, a un pueblo que tiene mucho para compartir y del que podemos aprender en este momento en que el mundo se deshace entre volutas de humo, toneladas de plástico, pandemias y desaparición de bosques y animales. Quizá ellos tengan las respuestas que buscamos en sabios, políticos y científicos mientras a nuestro alrededor todo se prende fuego.

Por eso me parece tan importante el desarrollo de charlas como la que vamos a tener esta noche. Donde compañeras y compañeros y la sociedad toda, si quisiera, tendremos la oportunidad de incorporar a nuestra reflexión elementos que nos ayuden a abrir nuestros oídos y en lugar de decir que es lo que debería hacerse con los pueblos originarios, cambiar nuestra actitud, permitir que sean ellos lo que hablen y ponernos a su servicio militantemente para terminar con la horrible realidad de encontrarnos con que los vencedores de Mbororé, los descendientes de Rosa Guarú, los que acompañaron a Andresito en sus campañas contra el español opresor y el portugués imperial, hoy están mendigando una moneda en la plaza 9 de julio expulsados de sus modestas aldeas por empresarios inescrupulosos con ayuda, o por lo menos la vista gorda de un gobierno indolente, una sociedad indolente, que han decidido barrerlos debajo de la alfombra hasta que solo sean un recuerdo al que se pueda idealizar y caricaturizar para calmar la conciencia.

Carlos Resio

El Manifiesto Argentino es un colectivo integrado por ciudadanos y ciudadanas de toda la república, y todas las profesiones y actividades, que ha instalado ya en la agenda política de la República Argentina algunas ideas hoy fundamentales para la vida nacional. En primer lugar la necesidad de una Reforma Constitucional profunda y popular de la que resulte una Nueva Constitución Nacional.

Para analizar, reflexionar y debatir el ideario del Manifiesto Argentino, Carlos Resio, integrante de la Mesa Ejecutiva de la organización que conduce Mempo Giardinelli, comparte propuestas de la agenda pública en su columna semanal de cada miércoles, a las 7,30 en el programa Contala como quieras, en La 99.3

Salir de la versión móvil