Alabanzas sin límites para la Corte por la protección a los jueces del macrismo. Las y los columnistas del dispositivo de poder que busca abatir al Gobierno están extasiados con la resolución de la Corte Suprema que da protección temporal a los jueces macristas. También esperan que los supremos reviertan decisiones del Ejecutivo y hasta pisoteen alguna ley que apruebe el Congreso, en una estrategia de desconocimiento del mandato popular de hace un año con apariencia de legalidad.
La búsqueda de una debilidad extrema del Gobierno trae como condición casi natural la desaprobación automática a las medidas económicas anunciadas el jueves. Es una maniobra desprovista de todo decoro periodístico: Clarín tituló el viernes a la mañana que había “tensión en los mercados” por esas medidas, pero la crónica debajo era de la noche del jueves.
Sofía Diamante, en La Nación, buscó la opinión de varios economistas, con tanta mala suerte que no hubo ni uno que tuviera una postura a favor de los anuncios.
Esas fueron solo algunas de tantas muestras de oposición terminal, casi fuera de control, que lleva el domingo a Morales Solá a sentenciar que se terminaron el peronismo y el kirchnerismo en el Gobierno y solo queda “el cristinismo”, porque el plan es “Máximo presidente”. En el mismo tren cuyo maquinista parece invisible, se publicitaron protestas estadounidenses contra Argentina por expresar su postura en torno de Venezuela antes de que ocurrieran. Infobae, el sábado, levantó un supuesto “malestar en el campo” por las rebajas impositivas, y para darle potencia a la opereta ilustró con una foto de archivo: un piquete con tractores.
El escrache contra Lorenzetti en Rafaela fue transformado por La Nación en “una caravana que se acercó” a su casa,. Como se sabe, dio excelente resultado, así como las sucesivas amenazas de hostilidad lanzadas en días previos, ya por la oposición política, ya por la oposición mediática.
Por supuesto, este dispositivo busca ahora que la aceptación del “per saltum” para proteger a los jueces llamados a desbaratar acusaciones de corrupción del macrismo se convierta en definitiva. Van der Kooy, el domingo en Clarín, repite la receta, cuando escribe que si así no lo hacen se enfrentarán con la condena del macrismo y con lo que suceda en las calles.
No hubo un solo matiz en la andanada de alabanzas a Rosenkrantz y a los demás supremos desplegada en Clarín, La Nación e Infobae, tan evidente como la radicalización del relato sobre un fracaso gubernamental en todos los frentes: institucional, económico, social y sanitario. Se multiplica una celebración mal disimulada del ascenso del número de muertos y enfermos por el COVID-19 porque les sirve para repetir el discurso contra la cuarentena que, en el ya lejano abril, tanto agitaron estos medios, cuando Techint lanzó el primer desafío al presidente Fernández, con 1.700 despidos.
Anhelos de fin de época y de sepultar el veredicto de las urnas: Van der Kooy habla de un “desmembramiento” del país, con unos inútiles “parches” económicos, como la baja de impuestos al agro, más instituciones fallidas y “fracaso del Estado” en salud. Lo único bueno en el suelo nacional es la protección de la Corte a los jueces manipulados a placer por la presidencia de Macri.
Hay osadías todavía mayores y más atrevidas: Pagni, en La Nación, vuelve a coquetear con la ubicación de Massa en la “línea sucesoria”. Este periodista independiente usa otra vez la asombrosa máquina que graba textualmente los pensamientos de la Vicepresidenta y le atribuye entre comillas una pregunta: “¿Y si Alberto me renuncia porque lo presiono demasiado?”
Con la espesura analítica que la animadora televisiva Viale exhibió meses atrás, Beatriz Sarlo hace su contribución en La Nación: niega que sea “viable” una renuncia del Presidente, con lo que ayuda a que parezca natural y razonable hablar sobre esta alternativa. El clima de fin de época lo apuntalaron Infobae y Jacquelin de La Nación, que coincidieron en presentar las medidas económicas como “la última bala” del Gobierno. Y, de inmediato, tipearon que no dio en el blanco.
Fue esta una semana de títulos “informativos” de hechos que no ocurrieron. Uno de los casos más alevosos fue el mencionado de Clarín del viernes “Tensión en los mercados”. El incauto lector se aboca a leer y encuentra que la nota era del jueves a las 20.35. Es una descripción, incluso aceptable -extraña en este diario- de los anuncios, sin la más mínima mención a reacciones ni del agro, ni de la plaza cambiaria, ni del poder financiero.
El mismo día Clarín publicó en portada una supuesta queja estadounidense por la “defensa de Raimundi” al gobierno venezolano. Doble falsedad: 1) el embajador en la OEA no había hecho tal defensa, sino una descripción de la sucesión de medidas estadounidenses contra el Gobierno de Maduro y su crítica a que sea presentado como el único responsable de los conflictos en el país. 2) La queja estadounidense aún no había sido transmitida a la Cancillería argentina, pero eso se puede comprender: a veces los aparatos de propaganda y agitación van un paso adelante, y Clarín es siempre eficiente para publicitar los avisos y amenazas de los cabecillas radicalizados de Washington. Baste recordar que el 10 de diciembre, cuando el Presidente apenas llegaba a la Rosada procedente del Congreso, el diario actuaba como gaceta del Comando Sur para decir que el extremista Claver Caroni había dado un “portazo” por la presencia venezolana en Buenos Aires.
El “humanismo” que Clarín, La Nación e Infobae usan como mera coartada para seguir el libreto del intervencionismo estadounidense tiene patas cortas: no alcanza para extenderlo a Chile, donde el viernes los Carabineros tiraron al río Mapocho, en Santiago, a un adolescente de 16 años, que quedó en estado grave. Infobae, que se da aires de medio informativo eficaz, tardó un día en dar el hecho y habló de una “caída”. Se corrigió, tardíamente, ante las múltiples evidencias del acto represivo, disponibles desde el primer minuto. Eso sí, se cansó rápido con esta noticia, porque el domingo había que pasar cuarenta pantallas para encontrarla.
Clarín, para lo que es su deplorable promedio ante noticias que no respaldan su relato del mundo, hizo tremendo esfuerzo el domingo por la mañana y puso la foto del adolescente arrojado al río en lugar más o menos visible: sexta pantalla. Pero el patrón es el patrón, y dos horas después el tema ya había bajado a la décimosegunda.
La expectativa opositora seguirá en el poder que exhiba la Corte: Morales Solá le avisa que no debe “entregar el prestigio” en tanto el Presidente y la Vice “se extravían en sus mitos”.
Y como todo recurso es válido, a costa de los hechos y de toda norma del procedimiento periodístico, Clarín vuelve a subir el cadáver de Nisman al primer plano. Como lo hizo en enero, como lo hizo el 23 de junio, reinstala la idea de una investigación de varias decenas de “espías activos” el día del suicidio del fiscal. Todos, ¡obviamente!, a órdenes de “ella”.
Semana a semana, los lunes a las 8, el periodista y escritor Hugo Muleiro repasa con detenimiento las columnas de opinión y análisis de los principales medios gráficos de mayor alcance nacional en tanto hegemónicos. Sus columnas se publican en Comunicadores de la Argentina (OPERETAS. www.comunanet.com.ar)