jueves, noviembre 21, 2024
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Como niños que se abalanzan cuando se rompe la piñata

Por Mirta Botzman.

El domingo 24 de marzo pasado se cumplieron 48 años del inicio de la dictadura cívico militar genocida. Las consecuencias de sus actos criminales y de vandalismo económico perduran hasta el presente, como una suerte de resiliencia perniciosa que el pueblo argentino, en más de 40 años de democracia, no ha podido extirpar a pesar de valerosos intentos en ese sentido. Las masivas movilizaciones populares a lo largo y ancho del país fueron como una importante dosis de oxígeno frente a un presente que nos asfixia. No se trata de mirar atrás o quedarse en el tiempo, sino que ese pasado llena de significados el momento actual que estamos viviendo.

Mirta Botzman en La 99.3 el 28 de marzo de 2024

Este gobierno, además de coincidir con la dictadura en su propuesta económica, también comparte el sesgo autoritario del golpismo, al justificarlo y querer perdonarlo, aunque no pueda avanzar con el indulto, entre otras cosas porque la conciencia de la sociedad se lo impide. De hecho el día martes, a dos días de la masiva movilización popular por los 48 años del golpe, el Tribunal Oral Federal N°1 de La Plata dictó diez perpetuas, una sentencia de 25 años y una absolución en un juicio que duró casi cuatro años y repasó lo sucedido a más de 600 víctimas en cuatro campos de concentración. Entre las víctimas se encuentran los adolescentes y militantes que peleaban por un boleto estudiantil que fueron secuestrados y muchos de ellos siguen desaparecidos, cuya historia fue narrada en el libro y una película llamada “La noche de los lápices”.

No pueden decir que eso no existió. Entonces discuten la cantidad, si nueve mil o 30 mil, cuando en realidad, el horror y la responsabilidad por esos crímenes no varía por su cantidad.

Se ha escrito y dicho mucho sobre la dictadura, sin embargo creo que todavía se puede dar una vuelta de tuerca más en el intento de proveer elementos para que los jóvenes que no vivieron esa siniestra página puedan acercarse a conocer y entender ese período.

No caben dudas, como lo reiteramos muchas veces, que el golpe de Estado tuvo motivaciones económicas y no tanto políticas. De hecho la conflictividad y violencia política se podían resolver de otra manera, faltando sólo nueve meses para las próximas elecciones. Es precisamente por esas motivaciones y la contribución de los grandes empresarios no sólo para dar el golpe, sino para implementar parte del plan sistemático de desaparición y muerte que no se puede dejar de mencionar la complicidad civil. Grandes grupos económicos como la Mercedes Benz, la Ford o el Ingenio Ledesma entre otros entregaron las listas de los delegados de fábrica para que fueran detenidos por las fuerzas de seguridad, pero también facilitaron la logística y parte de sus propias instalaciones para que se convirtieran en centros de detención clandestinos. Algunos trabajadores de esas empresas lograron sobrevivir y fueron testigos en los juicios de lesa humanidad que se les hizo a los directivos, pero muchos otros permanecen desaparecidos.

Al igual que Milei hoy, Martinez de Hoz, el superministro de economía de la dictadura, implementó un plan al que él mismo bautizó como de “liberación de fuerzas productivas”, pero que en verdad fue un acelerado proceso de desintervención estatal de la economía, implantando el reino del mercado, cuyo eje fue la liberalización financiera: liberalización de tasas de interés, asignación mercantil del crédito y conexión entre el mercado financiero local con el internacional. Así se instalaría en el país el patrón de acumulación basado en la valorización financiera, es decir, que los excedentes obtenidos con la producción, en lugar de ser reinvertidos y alimentar un ciclo virtuoso de crecimiento y desarrollo fueron a invertirse en el sector financiero y ser mayormente fugados al exterior. Se interrumpió así el ciclo de la industrialización por sustitución de importaciones iniciado en 1930 y profundizado durante el gobierno peronista en la década de 1940. El modelo de liberalización financiera de la dictadura se completó con la de los precios internos, el desarme de la administración del comercio exterior y del mercado de cambios y la brutal caída provocada del salario real, que nunca volvió a recuperar los niveles alcanzados en 1974. La liberalización financiera fue el dispositivo que habilitó el crecimiento exponencial del endeudamiento externo y la injerencia permanente e intensa del FMI en la vida nacional, promoviendo planes de ajuste, estabilización y “cambio estructural”, que condujeron a un profundo debilitamiento del poder de intervención del Estado y a la liquidación de su patrimonio público.

El modelo de sustitución de importaciones implicó que hubiera de hecho una especie de asociación entre la cúpula empresarial y los trabajadores, que mediante salarios elevados o al menos dignos, garantizaban el funcionamiento del mercado interno que era el espacio donde los empresarios realizaban sus ganancias. Las reformas introducidas por Martínez de Hoz permitieron que esa cúpula empresarial, a través de la deuda pública y la fuga de capitales privada, desvinculara sus planes de negocios del mercado interno y por ende romper definitivamente cualquier alianza con los trabajadores, cuya capacidad de consumo tendía a dejar de ser un factor de acumulación de rentabilidad. Debilitado o liquidado el conflicto capital-trabajo, se avanzó en amortiguar las diferencias sectoriales, como agro-industria, a partir de grupos empresarios que diversificaban sus campos de acción y, finalmente, la fuga de capitales permitió la trasnacionalización generalizada de los agentes económicos, resolviendo la dicotomía capital nacional-capital extranjero. Así, grupo económico diversificado y trasnacionalizado era el modelo de negocios plantado por la dictadura cívico-militar. La contracara fue la ruptura del ampliomercado interno como patrón de acumulación, la consecuente disolución de la asalarización y sindicalización masiva como eje del empleo y, por último, un Estado quebrado por el peso de la deuda, arrebatándole al frente nacional y popular la herramienta a través de la cual viabiliza sus proyectos al llegar al gobierno.

La caracterización previa, el legado del 76, perdura como conflicto permanente hasta el presente y los actores empresarios surgidos entonces han hecho sentir su poder a lo largo de todo el ciclo democrático inaugurado en 1983. Clarín, Pérez Companc, Techint, Galicia-Braun, Bulgheroni, Arcor, Macri y otros, presionaron política y económicamente a todos los gobiernos constitucionales, que en la mayoría de las veces sucumbieron a sus pretensiones. Al principio de la etapa democrática un poco Alfonsín y luego Néstor y Cristina son los únicos que combatieron con firmeza el esquema descripto, aumentaron el empleo y los salarios y volvieron a lograr una distribución del ingreso por el cual los sectores asalariados participaban para 2015 en el 51% del ingreso generado en el país.Seguramente esa es la razón por la que odian tanto a Cristina, más allá de haber sido un período en que ganaron mucha plata.

Este conjunto de empresarios tan capaces de jaquear y debilitar gobiernos elegidos democráticamente fue incapaz sin embargo hasta ahora de conformar un proyecto de país que pudiera ser sustentable en el tiempo. A diferencia de la oligarquía de fines del siglo XIX que estructuró un modelo agroexportador que mantuvo su vigencia incuestionada entre 1880 y 1930, estos empresarios de conductas prebendarias, especulativas y enriquecidos gracias al Estado y a la estatización de la deuda externa contraída y fugada del sistema productivo, son incapaces de generar un proyecto que no se base exclusivamente en el empobrecimiento y exclusión de las grandes mayorías nacionales lo que hace no sustentable a los proyectos con los que ganan mucha plata y sueñan que esquemas como el actual sean permanentes. No tienen ningún sentido nacional ni les interesa el desarrollo del país y eso es una diferencia importante con el empresariado industrial brasilero que si apuestan al desarrollo de su país.

La actitud de estos empresarios que están entre fascinados y muy contentos con este presidente que se jacta de su propia demostración de odio y crueldad es la misma que tienen los chicos cuando se rompe la piñata y se abalanzan todos a agarrar la mayor cantidad de golosinas posibles, se trata de apropiarse de todo rápidamente porque no se sabe cuánto puede durar a este nivel, esta fiesta que para ellos comenzó el 10 de diciembre pasado.Claro que hacen lo posible para rodearlo y darle gobernabilidad con estabilidad a Milei. Pero también tengamos en claro que el jamoncito como lo llamo la vicepresidenta podrá seguir jugando su histrionismo mientras les sea útil, en cuanto la resistencia del pueblo se comience a sentir con firmeza no dudarán un minuto en reemplazarlo por alguien que les siga sirviendo.

Estamos asistiendo a un nuevo momento en nuestra historia en la que los grupos económicos dominantes quieren volver a reestructurar la economía para consolidar un nuevo patrón de distribución del ingreso que se lograría si logran estabilizar los precios en estos niveles de poder adquisitivo de los salarios y aún más definitivamente si logran llegar a la dolarización. Los investigadores Eduardo Basualdo y Pablo Manzanelli, del Área de Economía y Tecnología de Flacso-Cifra CTAelaboraron un documento al que llamaron «La teoría del ciclo del eterno retorno. Los desafíos que enfrentan los sectores populares en la etapa actual». En ese documento señalan que el gobierno de Milei está «conducido por sectores del poder económico», indicando que se trata de una versión extrema, que intenta dirimir la relación entre el capital y el trabajo y al mismo tiempo superar las contradicciones dentro de la propia esfera del capital.Basualdo y Manzanelli sostienen que los sectores dominantes intentan provocar una crisis económica y social que haga posible aplicar una modificación de los fundamentos mismos del proceso democrático, poniendo en marcha una revancha social que subordine de manera permanente el trabajo al capital. Este modus operandi es importante de tener en cuenta porque contradice y desarma el “relato” del gobierno actual, al indicar que el endeudamiento estatal, que no cabe duda de que existe, no se origina en el enriquecimiento del sistema político (“la casta”), sino de la notablemente elevada fuga de capitales que realizaron las fracciones dominantes del capital: los grupos económicos y sus aliados. Es decir, que el principal motivo del endeudamiento estatal no se debe al excesivo gasto en favor de ninguna casta, sino a que el Estado fue utilizado para endeudarse, y hacerse cargo de todo lo que implica esa deuda externa contraída para hacer posible la fuga de capitales al exterior por parte de los sectores dominantes. Sostienen que estamos asistiendo al intento de una profunda revancha social en contra del movimiento popular por parte de los sectores dominantes pero que exhibe una peculiaridad digna de tenerse cuenta: ponerle punto final a la alternancia entre los gobiernos neoliberales y los nacionales y populares mediante la imposición de situaciones objetivas difícilmente removibles, como podría ser la dolarización de la economía argentina.Todas las reformas estructurales propuestas tienden a consolidar esa nueva estructura de precios relativos. Se trata, en palabras del presidente del grupo Techint, de “resetear la economía” para, en forma posterior, intentar imponer esa mencionada “irreversibilidad” por intermedio de la estabilización que podría plasmarse a partir de la dolarización. Claramente para estos sectores el derrumbe de la actividad implica quebrantos millonarios pero lo que está en juego no es la rentabilidad inmediata, sino la reconfiguración de las relaciones de poder de largo plazo.

Mirta Botzman

La economista Mirta Botzman nos propone una mirada nacional, popular y democrática de la economía nacional e internacional, todos los jueves, a las 10, en su columna Cuentas Claras en el programa Contala como quieras, en La 99.3.

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