De HVS a VLLC sin escalas ni vergüenza
Por Carlos Resio.
En este mboyeré de cambios de mano, excentricidades, palabras traicionadas, personajes detestables e incapacidades varias por el que nos deslizamos como en un tobogán a la boca del averno, estamos para el puré de clonazepán por no decir para el corchazo.
Cuando mi mamá me decía “Comete la tortilla de espinaca con arroz Carlitos. ¡Me dio la receta la abuela Estela, a tus primos les encanta y te hace muy bien!” La abuela Estela era la abuela de mis primos, primera distorsión de la realidad, la segunda, después me enteré, era que mis primos odiaban la tortilla de su abuela pero el padre, mi tío, tiene aún una enorme mano en la que caben dos caras, las de mis primos. En mi caso, mi mamá solo tenía que levantar la ceja derecha para que yo trague la tortilla. Tengo que decir que hoy me gusta y me acuerdo con cariño de la abuela Estela pero en ese entonces esta situación me producía una desorientación, un momentáneo estado de confusión entre el primer momento en que me presentaban el plato sabiendo que era horrible e intragable, por experiencias anteriores, y el tercer momento en que lo tragaba y lo confirmaba. Al medio toda la argumentación artera de mi vieja por deshacerse del arroz del día anterior y la espinaca que se estaba poniendo mustia en la heladera.
Ninguna elaboración cambia la realidad pero si es convenientemente presentado y el auditorio está predispuesto y no está convenientemente avisado quizá se genere un resquicio por donde entre la propuesta y el disertante reciba el premio. Total, cuando la gente sale a la calle y recibe el tortazo el ya tiene la presea en sus manos, cerró la puerta y se tragó la llave.
Durante el menemismo, me ocurría que yo era un gorila en deconstrucción y merecía el descrédito de mis amigos peronistas que me decían que yo lo criticaba a Menem por gorila y que había que esperarlo. Por el otro lado, mis ex colegas gorilas, sin intención de ser deconstruidos, me tildaban de zurdo, que justo que había un peronista en el gobierno con el podían viajar al exterior, que la inflación no era un problema, a mi se me ocurría ponerme en contra. La verdad es que si no fuera por mis amigos troskos y peronistas de Cook, me hubiera sentido muy solo y hasta me pregunté si no estaría yo equivocado. Se fue todo al carajo y los que me señalaban pasaron a decirme que no les interesaba hablar de política. Y hoy estamos entre quienes quieren esperarlo al peluca y los que no, pero dicen que la culpa es del kirchnerismo así que ahora hay que aguantarlo. Miles de jóvenes sub 30 no experimentaron el menemismo y el final de 2001 ni tampoco están conformes con lo que le dieron los siguientes 24 años. Pienso en los jóvenes porque fueron el núcleo de los votantes de Milei pero también hay miles de adultos inadvertidos que por una causa u otra metieron la pata.
Esto último me resulta preocupante y hasta me genera cierto grado de responsabilidad y me obliga a reflexionar acerca de los que se hizo mal porque hay una desatención de la conciencia de estos compatriotas.
Muy distintos son los sentimientos que me generan quienes representan a su pueblo y balbucean argumentos vergonzosos usando frases hechas como “queremos que al presidente la vaya bien porque asi nos va bien a todos”, “no estamos de acuerdo pero debemos darle gobernabilidad”, “el presidente nos prometió ventajas para nuestra provincia”, “no somos de los que ponen palos en la rueda”, etc. y todo esto dicho frente a un gobernante que ni siquiera puede pronunciar la palabra democracia, que minutos antes los trató de casta, excremento y ladrones además de mostrar rasgos, esto sin intención de constituirme en psicólogo, por lo menos raros. Digo esto último porque llego a pensar que este comportamiento demente del presidente es un distractivo más para que no veamos que el tipo es un revolucionario que no necesitó llegar al poder tomando la Bastilla sino que entró por la puerta grande y con alfombra roja.
Y esta entrada tomó de sorpresa a muchos pero no a todos. Uno de ellos es el conductor del Frente Renovador de la Concordia y que gobierna la provincia desde hace 20 años no por falta de habilidades pero si de escrúpulos. Su vocación de poder es evidente y también su vocación por los negocios, tanto es así que consiguió el negocio con menos riesgo que es el de ser dueño de la provincia y sus recursos. La historia encontró su perfil y anhelo en el momento y el lugar indicados. Recordemos que el ingeniero Rovira no hizo otra cosa en su vida más que ser funcionario del estado provincial.
Para analizar, reflexionar y debatir el ideario del Manifiesto Argentino, Carlos Resio, integrante de la Mesa Ejecutiva de la organización que conduce Mempo Giardinelli, comparte propuestas de la agenda pública en su columna semanal de cada viernes, a las 9,30 en el programa Contala como quieras, en La 99.3