jueves, noviembre 21, 2024
Opinión

El caos y el orden

(Luis Bruschtein. P12) Desorden, caos total, multitudes en la calle, van y vienen con el ruido que atruena desde altoparlantes, payasos con un cartel del 24 de marzo, y “el pueblo tiene memoria”, chicas que bailan, un colectivo de mujeres que zarandean sus amplias faldas mientras avanzan al son de una zamba, y dicen “30 mil desaparecidos, presente”, grupos de sicuris y charangos, otro colectivo vestido de rojo que avanza con pasos dramáticos, detrás de un cartel que dice “Madres de víctimas de la trata”, muñecos gigantes, pinturas de pañuelos vacíos, decenas de pañuelos pintados en las calles y una esquina con un juego del sapo con un cartel de “No a las domiciliarias de los genocidas”.

Luis Bruschtein

El desorden se extiende, se reproduce y multiplica como si estuviera vivo, en columnas de miles y miles, es el caos infinito y el único orden está dentro de las personas, el orden que está en el payaso, en los que pintan y bailan, el orden está dentro de cada uno de los que viene a este lugar, el acto del 24 de marzo en la Plaza de Mayo con las Madres, las Abuelas y los Familiares. En ese caos infinito hay un orden que sale de adentro de cada quien y se puede tocar, tiene cuerpo, miles de cuerpos. Hay un orden interno cuando se rechaza el gatillo fácil y la represión salvaje. Hay un orden interno cuando se reclama la libertad de los presos políticos. Hay un orden cuando de su caos, la muchedumbre comienza a gritar MMLPQTP mientras pasa el ómnibus de las Madres.

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Los carteles se suceden en esa gigantesca, interminable muchedumbre que se encolumna hacia la Plaza, por la avenida de Mayo y por las diagonales, uno detrás de otro, un grupo de la colectividad japonesa lleva un cartel con las fotos de 16 desaparecidos de esa colectividad. Y sigue un gran cartel con los estudiantes desaparecidos de la UES, estudiantes secundarios secuestrados por la dictadura, un cartel que se hace infinito con decenas de caras adolescentes llevado ahora por los que sobrevivieron, ya con el pelo blanco y las marcas del tiempo que pasó. Y aparece otro que trae el sindicato de actores con otra gran cantidad de fotos, son 28 actores desaparecidos. Pudo haber estado también el de los periodistas, con más de cien secuestrados y asesinados por la dictadura. Y en seguida viene un grupo numeroso de chicos y chicas vestidos de scouts. “Scouts con memoria” y reparten un volante con los nombres de 67 scouts o ex scouts desaparecidos durante la dictadura. Solamente el grupo “San Francisco de Asís” tiene 18 desaparecidos

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Hay un cartel rojo que va de vereda a vereda por la Avenida de Mayo, que dice “Chacarera para la liberación”. Y debajo marcha un grupo que aporrea unos bombos legüeros. Por Diagonal Norte avanzaba otro grupo, entre los que iba un nenito con un bombito, con un cartel que los identificaba como “Latido de la tierra, ensamble legüero” y avanzan y hacen ruido con los bombos criollos que parecen haberse puesto de moda. Hay una señal de identidad en esos bombistos, en el enjambre de sicurís y charangos que canta un carnavalito que dice “Baila, baila el Ticu el continente, hoy” y en las mujeres que bailan zamba.

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Las parejitas de pibes y pibas o como sea que se quieran, se entremezclan en esa multitud. Muchas de las pibas llevan un distintivo. A veces lo llevan enroscado en la muñeca como pulsera, a veces atado a sus mochilas y a veces como pañuelo al cuello. Son pibas jovencitas, el uso del pañuelo se ha extendido, parece ser la contraseña de la época, lo llevan las chicas que van solas, con sus parejas o encolumnadas con algunas de las organizaciones. La mayoría de ellas lo lleva, no importa la agrupación o el partido. Es el pañuelo verde por el aborto legal, seguro y gratuito.

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Hubo numerosas columnas nutridas de agrupaciones políticas, como las del Movimiento Evita y Nuevo Encuentro, o el Partido Solidario y movimientos sociales, pero la de La Cámpora fue la más numerosa. La columna, acompañada por otras fuerzas de Unidad Ciudadana, salió de la ex ESMA y caminó hasta Avenida de Mayo y 9 de Julio donde se habían atorado las otras columnas. Pudo avanzar apenas media cuadra cuando se empezaron a desconcentrar porque ya había terminado el acto. Fue una columna impresionante, cerca de 30 cuadras cuando salieron de la ex ESMA y volvieron a atravesar la ciudad como hicieron el año pasado. A pesar de la durísima campaña de difamación en la que fue acusada de burocrática por algunos y de grupo de choque por otros, la agrupación mostró que no le hizo mella y mantiene su nivel de organización y convocatoria. En esa marchó Carlos Zannini. Apenas liberado, en vez de tomarse un merecido descanso en su casa, el ex secretario legal y técnico de la Presidencia se sumó a la marcha. “El 24 de marzo de 1977 y 1978 estaba preso –recordó–. Si no me soltaban, éste hubiera sido el tercer 24 de marzo en prisión, como en la dictadura”.

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En todos los actos del 24 de marzo hubo presencia sindical. La mayoría de los desaparecidos tenía participación gremial.  Pero esta vez se multiplicó. La CTA, Ctera y ATE aportaron columnas importantes, en la marcha de ayer se notó la participación de columnas de aceiteros, bancarios, ladrilleros, telefónicos, metalúrgicos, señaleros, judiciales  y sobre todo, de los canillitas, que llevaron un contingente numeroso. La participación de los gremios en los actos del 24 de marzo es cada vez más importante.

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Las columnas no cesaban de llegar y entrar a la Plaza se hizo imposible mucho antes de que subieran al escenario los representantes de los organismos de derechos humanos. La masa humana se amontonaba por las diagonales y la avenida. Fue imposible conseguir un mínimo espacio para llevar la inmensa bandera con las fotos de los desaparecidos. Es la bandera que siempre encabeza esta marcha. Los que quedaron más cerca del escenario fueron muy presionados desde atrás. Hubo once puestos de sanidad instalados por la Defensoría del Pueblo de la CABA. Solamente el que estaba detrás del palco atendió más de diez casos de sofocos y descomposturas.

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El cantito sobre el “Continente que baila Ticu”, sigue con una letra sobre la liberación y la unión de los pueblos. Es un tema que estaba presente. Había delegados chilenos en el escenario, e incluso el diputado español de Podemos Pablo Iglesias. Pero en muchos carteles que convocaban a la marcha se repetía la imagen de Marielle Franco, la concejal carioca asesinada por un grupo parapolicial, al viejo estilo de la Triple A argentina.

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Entre las consignas que convocaron a este acto del 24 de marzo figuraba “por un 24 sin doctrina Chocobar”. Fue la que eligieron los trolls twitteros del gobierno. No se anduvieron por las ramas. n o hubo dispersión en la crítica. Que la inmensa mayoría de los tuits contra el acto se hayan centrado en ese punto no puede ser casualidad. Uno dice, por ejemplo: “Quienes bailaron sobre los muertos por los saqueos, quienes ordenaron la feroz represión donde murió el Docente Fuentealba y los que nombraron al ASESINO Y GENOCIDA de Milani, hoy te piden un 24 de marzo sin doctrina Chocobar”. TRabajan sobre las diferencias entre los manifestantes. Como ese hubo decenas en las redes.

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Choripaneros y artistas de la bondiola con audacias de huevos estrellados con cebollas y morrones saltados. El humo de estos chef del pueblo es parte del cotillón. La gente rinde pleitesía a estos maestros del chorizo al paso. Y también están los puestos de camisetas. La gente tiene camisetas para ir a los actos. Esa es una nueva tendencia. Son temáticas, según la protesta, ya sea de los docentes, de la CGT o la CTA, de los derechos humanos o del kirchnerismo. Hay con todas los dibujos y colores ad-hoc. Hay muchas que dicen “Fueron 30 mil”. Hay otras de chiquitos abrazando a las Madres. En las más kirchneristas hay muchas con distintas tomas de Cristina y Néstor Kirchner o que dicen “No fue magia” o “Yegua, puta y montonera”. Pero la novedad, las que ayer tuvieron más salida, las reinas del merchandising, fueron unas camisetas negras con letras blancas. Las letras están en dos renglones. En el superior hay dos MM bien grandes. Y en el inferior, con letras más chicas: LPQTP. O sea, el cantito de las canchas llegó a las camisetas. El Presidente que felicitó a Chocobar ya tiene su coro canchero multitudinario y una exitosa camiseta para los actos.

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