Por Beto Zeppa*. El presidente del Partido Justicialista (PJ) de Misiones, Rafael Pereyra Pigerl, aseguró que “más del setenta por ciento” de los misioneros están hoy “convencidos de que lo que quiere la Argentina es volver a nuestra doctrina humanista y cristiana”.
El porcentaje, más cercano al que alcanzó el Frente Renovador de la Concordia en la reciente elección provincial que a cualquier encuesta hasta ahora conocida, sonó como una alarma entre varios que secundaban a Pigerl en la presentación del Frente de Todos como la oferta que dará a los misioneros la oportunidad de votar la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner.
¿El voto renovador automáticamente trasladado a la boleta F-F? ¿Con el oficialismo provincial desentendido de la definición nacional en una “boleta corta” presentada como la “alternativa pura y misionerista” opuesta a “la contaminación de disputas que son ajenas a la tierra colorada”, tal como dijeron los grandes triunfadores del 2 de junio en su comunicado oficial?
La traspolación supone identificar bajo la “doctrina humanista y cristiana” tanto a quienes apuesten por ese provincialismo prescindente de las “divisiones” causantes de “heridas entre los argentinos” (los encomillados remiten al comunicado oficial renovador) como a los que encuentren en Cristina y su ex jefe de Gabinete la opción para los próximos cuatro años de gobierno nacional.
Como si el encuadramiento del PJ misionero bajo el paraguas renovador lo hubiera empujado a la confusión, Pigerl no halló obstáculo para reunir dos posicionamientos políticos tan disímiles en una misma intencionalidad electoral. Y a quienes dentro del Frente de Todos dejaron de lado por un rato la emoción de la proclamada “unidad” el tablero de controles les encendió una lucecita que debía permanecer apagada.
La “boleta larga” encabezada con F-F, una misma opción que la ofrecida por los diputados que resulten electos para ser los que “defenderán a los misioneros en el Congreso de la Nación sin obedecer a partidos políticos ni candidatos presidenciales”, según la Renovación.
La contradicción dejó preocupado a más de uno. Mucho más cuando la invitación de Pigerl se escuchó realizada desde un PJ que “logró hacer un frente con los otros tres partidos” (de la Victoria, Frente Grande y Kolina, los que cuentan con personería nacional o de distrito, lo que les permite presentar candidatos a cargos nacionales), sin mención alguna a la Unidad Ciudadana que los agrupa como expresión kirchnerista.
*Periodista