El superagente 007
Por Eduardo Parise.
Después del mazazo que nos dieron el martes nuestros queridos diputados, pensé que necesitaba algo que me permitiera despejar la mente por un instante. Entonces, para darme una tregua de esta realidad, opté por algo de ficción. Y qué mejor ficción que meterme a investigar un poco de la vida de un superagente secreto como James Bond, el famoso 007.
Creado por el escritor y periodista inglés Ian Fleming, este personaje apareció en 1953 en su novela Casino Royale. A partir de allí la fama del 007 creció de forma tal que se estima que más de un cuarto de la población mundial ha visto alguna vez al menos una de las películas de James Bond.
Entonces surge la pregunta: ¿existió un superespía como James Bond? ¿de dónde sacó Fleming los datos para inventar ese personaje que protagonizó 12 novelas? Como Ian Fleming integró el servicio de inteligencia de la Royal Navy británica durante la Segunda Guerra Mundial, algunos pensaron que el personaje tenía rasgos autobiográficos. Sin embargo hay otros elementos que cambian la historia.
Primero está la cuestión del nombre: Bond, mi nombre es James Bond… solía repetir el personaje cada vez que se presentaba. Y lo cierto es que existieron dos personas a las que el escritor podría haber recurrido para nombrar a su superagente. Uno es James Bond, un ornitólogo estadounidense que nació en 1900 y murió en 1989. Este hombre trabajó como ornitólo en la Academia Natural de Ciencias de Filadelfia, su ciudad natal y era un experto en aves del Caribe. Se sabe que Fleming era un observador aficionado de aves que vió en Jamaica y estaba familiarizado con los libros que escribía el ornitólogo. Por eso se cree que tomó ese nombre de este investigador que lo único que hacía era espiar la vida de distintas aves.
Pero también existe otra persona con ese nombre y que tiene que ver con el mundo del espionaje. Se trata de James Albert Bond, un hombre nacido en Devon, Inglaterra en 1928 y que desapareció misteriosamente en Polonia en una noche de 1964. Fue mientras caminaba cerca de una base militar soviética y nunca más se supo de él. Este misterioso James Bond se había radicado en Varsovia y estaba formalmente enrolado en el ejército del Reino Unido.
Algunos dicen que este hombre era apenas un secretario y no tenía nada de superagente. Sin embargo gente de la inteligencia polaca cree que Jim, como conocían a James Albert Bond, era un hombre del MI 6, el organismo de espionaje de los ingleses y hacía trabajos como tal. Este hombre estaba casado y Jeanette, su viuda de actualmente de casi 90 años, afirma que su marido era un agente secreto y que ella muchas veces lo ayudó a eludir los acechos de la inteligencia polaca en plena guerra fría.
Pero la historia no termina allí. Otros investigadores dicen que el personaje que inspiró a Ian Fleming fue otro espía al que conocían con el nombre clave de intrépido. Se llamaba William Samuel Stephenson y había nacido en Winnipeg, Canadá. Este hombre fue piloto de combate en la Primera Guerra Mundial y al final de esa guerra se instaló en Gran Bretaña. Allí se casó con una rica heredera estadounidense (estaba vinculada a la industria tabacalera) y utilizó sus contactos para acercarse a fIguras como Winston Churchill o el presidente Franklin Roosevelt.
Entre otras actividades Stephenson fue el creador de una base de entrenamiento cerca de Toronto, donde Fleming y otros agentes aliados aprendieron su oficio durante la Segunda Guerra Mundial. Dicen que era un especialista en cuestiones de tecnología y se afirma que fue él quien ayudó a descifrar los códigos de enigma, la máquina que los nazis utilizaban para sus mensajes secretos.
Y quienes creen que este hombre fue el inspirador del escritor aportan dos datos curiosos: el primero es que, según Fleming, Stephenson era capaz de hacer los martinis más poderosos y los servía en vaso largo, algo que el personaje James Bond manejaba muy bien. El otro: Stephenson integró el Batallón 101 de la Infantería Liviana de Winnipeg. Y en ese regimiento ¿cuál era su número de identificación? Era el 7007-58. No hay pruebas de que Fleming haya hecho conexión con ese dato para inventar el histórico 007, pero llama la atención la coincidencia.
Stephenson participó en importantes acciones de sabotaje durante la segunda guerra y además colaboró en el diseño y desarrollo del caza monoplaza Spitfire, un avión de combate clave para que los británicos enfrentaran a los stukas alemanes. Stephenson murió en Bermuda en 1989.
Pero la historia de James Bond no se agota en estas tres personas. Y también aparece un cuarto espía a quien le atribuyen haber sido la fuente de inspiración. Se trata de Dusan “Dusko” Popov, un serbio amante de la buena vida que trabajó para los servicios secretos del Reino Unido, Alemania y Estados Unidos. Como estuvo vinculado al MI 6 allí conoció a Fleming y su figura le sirvió para imaginar a Bond.
Popov nació en 1912 y vivió con su familia en Dubrovnik. Su abuelo era un poderoso empresario y el joven se acostumbró a la buena vida, convirtiéndose en un verdadero play boy. Estudió abogacía en Alemania y después de recibirse volvió a su país, aunque siguió en contacto con gente vinculada a Wilhem Canaris, el jefe de la inteligencia nazi. Algunos dicen que era un doble agente y que los datos que conseguía se los pasaba a los británicos.
Al parecer Popov y Fleming se conocieron en Estoril, Portugal, cuando ambos estaban trabajando en distintas misiones. Y al escritor le llamó la atención este personaje que solía jugar fortunas en los casinos. Y así surgió la idea de crear a un bon vivant como James Bond, un espía refinado y super especial. Ian Fleming escribió doce novelas con James Bond como protagonista principal. También quedaron como obra póstuma dos colecciones de relatos. Y 25 películas entre las que se cuentan Casino Royale, Vivir y dejar morir, Satánico Dr No, Al servicio secreto de su majestad, Sólo se vive dos veces, Goldfinger y de Rusia con amor. Ian Fleming murió en 1961 cuando tenía 53 años. Lo derribó un infarto afectado por su condición de fumador empedernido. Dicen que consumía 60 cigarrillos por día.
Eduardo Parise es periodista. Nació en Buenos Aires en 1952 y estudió Periodismo en el Instituto Grafotécnico – Escuela Superior de Perodismo entre 1970 y 1971. En 1972 trabajó como redactor en el diario Río Negro, en General Roca. Después estuvo en distintas publicaciones nacionales entre ellas los diarios La Razón (en Buenos Aires, tanto en su edición matutina como vespertina; primero como redactor y luego como editor), Clarín (editor del área de Policiales, tanto en su versión impresa como digital) y El Libertador (en Posadas, Misiones). Desde septiembre de 2010 hasta diciembre de 2016 fue redactor de una columna titulada “Secreta Buenos Aires” que se publicó cada lunes en Clarín. También fue redactor o colaborador de revistas de las editoriales Abril, Perfil, Atlántida y del Semanario El Ciudadano. Y fue redactor del servicio nacional e internacional de la agencia Télam. En radio condujo el programa “Isla de Tango” en la FM La Isla, de Buenos Aires y desde 2009 a la fecha es conductor del programa “Tres Siglos” en la FM 92.7 La 2×4. También, desde marzo de 2021, produce y conduce “Tangos de allá ité”, en la FM 99.3 La Voz Capital, de la ciudad de Posadas, Misiones. En sus actividades estuvo acreditado en distintos momentos en Casa de Gobierno, Tribunales y Congreso Nacional. Además cubrió las campañas presidenciales de 1983 y 1989, viajando por todo el país.