El Duty Free Shop de Puerto Iguazú cerró sus puertas al público este martes, pero hasta el día anterior el centro comercial ubicado en esa zona franca (territorio extra aduanero) fue un punto sin ningún control sanitario sobre los viajeros que hicieron allí sus compras, por lo que los trabajadores estuvieron totalmente expuestos al contagio del Covid-19.
Por su ubicación, a las puertas del puente internacional Tancredo Neves (en territorio argentino) pero, para quienes ingresan al país procedentes de Brasil, un punto previo al control fronterizo de Aduana y Migraciones, los trabajadores del free shop estuvieron hasta el lunes en permanente contacto con viajeros procedentes de todo el mundo, incluso de países considerados de alto riesgo ante lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró como pandemia.
Los riesgos, hasta este último martes, fueron mayúsculos, ya que hasta el día anterior las autoridades brasileñas habían mantenido abierto el complejo turístico de Cataratas y en el puesto fronterizo de Foz do Iguazu no se habían montado sistemas de control ni prevención sanitaria de ningún tipo.
La gran mayoría de los trabajadores del free shop son residentes de Puerto Iguazú, y muchos de ellos “conviven o están en permanente contacto con familiares con antecedentes de problemas respiratorios o cardiovasculares, e incluso personas trasplantadas, lo que implica un riesgo enorme para toda la comunidad de Puerto Iguazú”, comentó María, madre de una persona empleada del centro comercial en la zona franca.
La mujer, que pidió mantener en reserva su nombre completo y el de su hija o hijo “porque la gente tiene miedo de quedarse sin trabajo” como consecuencia de posibles represalias de la empresa, comentó que “una periodista que trabaja en un medio de Puerto Iguazú contaba ayer (por el lunes) que ella volvió de un viaje a Estados Unidos y al llegar al control de Migraciones en la frontera argentina expresó su disposición a cumplir el protocolo de prevención, pero el personal no sabía cómo proceder. Al final pasó normalmente”, comentó, entrevistada en el programa Contala como quieras.
De acuerdo con ese relato, el personal de Migraciones no tenía claro cómo se aplicaba el protocolo de prevención ni contaba con cámaras térmicas, que permiten detectar la temperatura corporal de las personas y, por caso, fueron instaladas en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza.
También dijo que el lunes los trabajadores estuvieron unas horas en sus puestos, con el centro comercial cerrado, a la espera de que la empresa tomara una decisión respecto de la atención al público. “Pero alrededor de las once de la mañana, cuando ya se habían concentrado varios vehículos que transportaban a turistas, el shopping abrió normalmente”, reveló la mujer.
La concesionaria del free shop anunció el lunes por la noche que a partir del día siguiente sólo abriría sus puertas a pasajeros argentinos que estuvieran de regreso a su país, pero el martes decidió cesar completamente su actividad comercial.
El archivo de audio que acompaña esta nota reproduce la charla con la mujer, “muy alarmada” por la situación de indefensión a la que estuvieron expuestos los trabajadores del free shop y, con ellos, toda la comunidad.