Entre el viernes último y el lunes, en apenas cuatro días, Puerto Iguazú registró 19 casos positivos de Covid-19, y a pesar de la preocupación creciente la ciudad muestra niveles de circulación de gente en actividades no siempre controladas que, aunque aumentan los riesgos de expansión del virus, se tornan imprescindibles para sostener la economía cotidiana ante la paralización de su histórica y casi exclusiva fuente de ingresos, el turismo de extranjeros.
El periodista Sergio Martyn repasó en el programa Contala como quieras la situación de la ciudad de las Cataratas en el marco de la pandemia, que mantiene paralizada desde hace más de siete meses su principal actividad.
“La reapertura del turismo para los misioneros no ha movido la aguja”, sintetizó Martyn en el programa de La 99.3, y comentó como ejemplo que durante el último fin de semana las visitas al complejo Cataratas significaron menos de la mitad del cupo habilitado, “lo que muestra que Iguazú durante mucho tiempo se olvidó del misionero: hoy le está pidiendo que venga y el misionero está yendo para otro lado”.
“Hoy Iguazú tiene dos escenarios claramente definidos: el centro, que está muerto, vacío, sin actividad, con muchos comercios que se han cerrado, como los de productos regionales, restaurantes, bares, porque históricamente se dedicaron a ofrecer sus servicios al turista; y los barrios, (donde) con los ATP (los aportes del Gobierno nacional a las empresas a través del Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción), con los aportes del IFE (Ingreso Familiar de Emergencia), hay gente que ha encarado emprendimientos, (donde) hay un movimiento muy impresionante”, dijo.
“Hay gente que, por pasos clandestinos, permanentemente está yendo y viniendo… Si abrís cualquier página de compra y venta encontrás ofertas de aires acondicionados, celulares, toda mercadería que viene del otro lado. Esto no está estoqueado: la gente lo trae. Con Brasil pasa otro tanto con productos alimenticios. Ese paso nunca paró”, contó al detallar cómo se desarrolla esa economía informal en los barrios iguazuenses.
En cuanto a las razones que puedan explicar el aumento del número de personas infectadas, Martyn recordó que al principio “hubo nexos específicos, como los que se dieron entre personal de salud, en el hospital y algunas otras dependencias sanitarias; después fue el Ejército, donde se dio un caso positivo y después tres o cuatro más; también hubo varios policías que se contagiaron”.
Sin embargo, consideró que esa situación ha cambiado, que ya no se puede “culpar” a los que regresan del extranjero vía el aeropuerto internacional , y que “ahora cualquiera se puede contagiar”.
Señaló los ejemplos de la oficina de Energía de Misiones (EMSA) en la ciudad, que está cerrada por el caso de un empleado infectado, y la misma situación en la delegación del Ministerio de Trabajo.
“Ante la disyuntiva de quedarse en casa para cuidarse o salir para ver de qué manera puede sobrellevar la situación económica, la gente sale”, resumió. Y consideró que eso se debe a “muchos meses de una situación económica desesperante. La lógica es ésta: ‘salgo, trabajo, me gano el mango’”.
Y en ese sentido comparó la actualidad de esta pandemia con la forma en que los iguazuenses sobrellevaron el pico de la epidemia de dengue, “entre fines de 2015 y comienzos de 2016, cuando decíamos: ’Bueno, en cualquier momento me toca’”.