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La devastación o la revuelta

Por Carlos Resio.

De regreso y en comprobación de que todo lo malo que imaginaba en mis columnas del 2023 está siendo confirmado y hasta superado, la sensación es de amarga derrota pero también de necesaria resistencia.

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Carlos Resio en La 99.3 el 8 de marzo de 2024

No tiene sentido ya señalar los rasgos patológicos de Milei por obvios. Es notable la evidente coincidencia de su personalidad con el listado que el psiquiatra Robert Hare propone para identificar a un psicópata en la que dice: “es un depredador de su propia especie que emplea sus rasgos para satisfacer sus propios deseos egoístas” y yo agregaría: y los de sus mandantes. Tampoco tiene sentido seguir señalando su convicción fascista y violenta, ni su desprecio por la democracia; utiliza expresiones de Adolf Hitler para referirse a los miembros del congreso que amenaza con cerrar, promete mear a los gobernadores, hace chistes sobre niños envaselinados o, en su última intervención, desmayados y tampoco tiene ninguna empatía por nuestro país al que está dispuesto a entregar a la voracidad del mercado internacional solo porque él cree que es para lo único que sirve, para ser saqueado.

Lo que si tiene sentido señalar es que no sería problema la psicopatía de Milei si no hubiera un pueblo que lo entronice y un sistema político que lo legitime. Y lo vienen haciendo desde que el fenómeno comenzó su carrera hacia la presidencia aunque, confieso, a la vista de los acontecimientos, hasta último momento no imaginé que sería elegido, como no lo imaginaron muchos y en parte por eso no hicimos lo suficiente.

En mi última columna del año pasado, con Milei ya en la presidencia, repetí lo expresado por el periodista Hugo Paredero en una de sus columnas en la que adelantaba que el lamento tenía que terminar y debía llegar la hora de poner el pecho. Mi pregunta hoy es si ya tenemos la fuerza y si tenemos el objeto de tal sacrificio. Ya sabemos que poner el pecho es resistir recibiendo el rigor del castigo. Y en todo caso, ¿quiénes deben poner e pecho? ¿los que ya están sufriendo el hambre, el despido laboral y la enfermedad?, ¿los que nos equivocamos y no hicimos lo suficiente para evitar esta porquería? ¿Quién lo decide?

Creo que en este proceso de elaboración, que transita distintos caminos dependiendo dónde nos encuentre el desastre, llevará su tiempo y dependerá de cuán largo y que tan confluyente sea éste, será el de recuperación. Y que deberá ser un proceso de abajo hacia arriba y que esta aseveración también me interpela y nos interpela.

A propósito de esto, me llegó un publicación de la Decana de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba,  Flavia Dezzutto, quien se expresó luego del discurso de Milei ante el congreso para la apertura de sesiones ordinarias y me parece que dice mejor que yo algunas cosas por lo cual lo incluyo en  la columna de hoy.

Dice Dezzutto: “el discurso de Milei no sirve para nada, excepto que se quiera abultar esa nada con la escoria que esta deja como resto. Dice las mismas cosas de siempre, no marca ninguna agenda porque todo lo que ha dicho ya lo dijo mil veces con la misma violencia, porque lo que dijo ya fue dicho y ejecutado por dictaduras y gobiernos democrático burgueses, capitalistas neoliberales, en mayor o menor grado.

En lo que dice Milei no hay mucha novedad entonces, el Pacto bizarro de Mayo tendrá la relevancia que los gobernadores le quieran dar, así como de las leyes que lleve al congreso tendrán que dar cuenta los legisladores.

Mientras tanto el río subterráneo, o que emerge en tramos, de la movilización popular va fluyendo, se precipita o se encharca, cuando todo está en juego y este es el movimiento fundamental.

Lo concreto es que Milei está llevando a este país a la miseria más atroz, en todos los sentidos. Es un gobierno violento, negacionista, antiderechos, antipopular, antiobrero. Hemos conocido otros, este va muy rápido, como la decadencia del capitalismo, y la descomposición de un orden político que ha consolidado a los poderosos punto a punto.

La escena de ayer fue una escena fascista (disculpen la palabra, y no se pongan nerviosos), totalitaria. No voy a entrar en detalles, pero baste decir que el foco era único y total, toda oposición con cuerpo, todo relieve, fue sistemáticamente borrado.

Vendrá o vendrán a Córdoba, cuna de Conan, el perro fantasma, y de las facciones monárquicas allá por el 1810, que se resistían a la revolución de Mayo, Córdoba reaccionaria, la que dio la logística para el golpe asesino de 1955, la Córdoba de Menéndez, a la derecha de Videla, del Cardenal Primatesta, sostenedor impertérrito del orden expoliador, como toda la runfla episcopal que bendice a milicos y explotadores. Córdoba, finalmente, la madre del cordobesismo, ese acuerdo de los poderes reales que eligen sus representantes para las elecciones y luego les ponen el sellito: UCR; PJ, JXC, cualquier cosa.

Córdoba insurrecta ha tenido su cita intensísima con la historia, sus nombres propios, sus grandes movimientos colectivos. Ella guarda aún una profunda verdad de la que hemos sido despojados de muchos modos y por muchas manos.

No marcaré los hitos ni diré los nombres de la rebeldía y la desobediencia en este breve texto, los dejo para que quienes quieran los murmuren como una suerte de plegaria política, como el linaje que aún podemos elegir.

¿Vamos a luchar?, dónde, cómo, con quiénes, cuándo, para qué. Ya no hay más tiempo, ni más tela, ni más fideos en la olla, ni más leche en los vasitos de lxspibxs, ni queda nada excepto la promesa de un mayor dolor.

Córdoba la Docta, cuna también del disimulo, del cinismo, de la hipocresía. Los grandes vicios académicos, viejos como la universidad. Contamos con tratados medievales al respecto. Qué hará la Docta, la Docta y Santa, recordando a Nicolai* y su célebre discurso de despedida de esta ciudad, cuyas entrañas están hendidas, partidas por el cuchillo de la historia, por la muerte y la vida, que, otra vez, están ante nosotrxs los dos caminos, la devastación o la revuelta”

Este inquietante cierre no hace más que expresar la certeza de que éste gobierno, que más se parece a una fuerza de ocupación legitimado por el sistema político que no acierta a detener sus desmanes porque sus miembros y las herramientas que les da el sistema se muestran incapaces ante este nuevo fenómeno, a esta altura de las cosas la lista de causales para el juicio político es interminable, tiene vía libre para destruir a la Argentina y mostrarse como un modelo exitoso para que el capitalismo siga exprimiendo en otros países lo poco que queda. Y si no es desde las debilitadas y desprestigiadas instituciones desde donde se le hará frente deberá ser desde el seno del pueblo organizado que deberá tener la fuerza y el genio para reinventarse, darse su nuevo norte y sumar voluntades para recuperar para si la soberanía que perdió para iniciar luego el camino de la reconstrucción prometiéndose dejar su mejor esfuerzo para que, esta vez sí, más temprano que tarde, el camino sea hacia una patria que abrace a las mayorías y execre a quienes, aún nacidos aquí, la odian.

Carlos Resio

Para analizar, reflexionar y debatir el ideario del Manifiesto Argentino, Carlos Resio, integrante de la Mesa Ejecutiva de la organización que conduce Mempo Giardinelli, comparte propuestas de la agenda pública en su columna semanal de cada miércoles, a las 7,30 en el programa Contala como quieras, en La 99.3

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