La guerra, los desplazados y la acción humanitaria para evitar más catástrofes
A partir del foco puesto mundialmente en la guerra entre Ucrania y Rusia surge a la luz un dato estremecedor: los refugiados ucranianos por el conflicto bélico. Sin embargo, el tema asuela a la humanidad desde hace décadas. Un último un informe de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) reveló que se superó la triste barrera de los 100 millones de personas en todo el mundo que han tenido que desplazarse de sus lugares de residencia por conflictos armados, por persecuciones y conflictos interétnicos. De estas 100 millones de personas más del 50 por ciento viven desplazadas dentro de sus propios países por conflictos internos, como ocurre en Colombia, por mencionar un país latinoamericano.
Guillermo Giarratana es argentino y trabajó durante 15 años en la organización humanitaria Médicos sin Frontera y actualmente lo hace en Médicos del Mundo. Entrevistado en el programa Contala como quieras, en La 99.3, Giarratana, que no es médico y se desempeña en las áreas de logística, ratificó que «en septiembre de este año cumplo literalmente 20 años en el mundo humanitario y mi primera misión fue con Médicos Sin Fronteras en el sur de Colombia donde me quedé casi un año y he tenido la posibilidad de ver dinámicas parecidas en muchos lugares distintos del mundo, estuve bastante en África del Este, estuve un poco en Oriente Medio, por situaciones de catástrofe natural en Asia y estuve un tiempo en América Central en proyectos que tienen que ver más con la violencia urbana, con los chicos de la calle, con grupos de desplazados y los migrantes que van hacia Estados Unidos».
«En todos los lugares la primera cosa que que nos impacta es ver mujeres, niños, mayores en todas las situaciones, en culturas distintas pero finalmente ese fenómeno triste del ser humano en esas las circunstancias, la falta de atención, esta degradación de ir a las causas verdaderas que producen el desplazamiento forzado por las causas que mencionaba, por los conflictos, y al mismo tiempo constatar que hay muchos miles también que se oponen, que no se resignan a esto y que desde el trabajo humanitario, a veces el trabajo de la diplomacia, pero sobre todo el mundo humanitario y social intenta aportar un granito de arena aunque nunca se llega a cubrir obviamente la demanda».
Consultado sobre su experiencia en Colombia donde prevalece la migración y desplazamiento forzado interno, Giarratana relató que «desplazamientos internos ocurren no solo en Colombia, también ocurren en el noreste de Nigeria; también en Etiopía con una dinámica muy distinta, no por un conflicto abierto pero sí de una violencia enorme; ocurre en México y la consecuenia enorme de desaparecidos» y añadió: «luego tenemos los conflictos entre los estados, como son los casos de Yemen, de Ucrania, de Israel y Palestina, conflictos que a veces se van perennizando en el tiempo, lamentablemente»
A los desplazamiento por conflictos, añadió «los de causas naturales; las situaciones de hambruna, por ejemplo en el Cuerno de África en particular; tenemos situaciones de epidemias y también situaciones sociopolíticas y de violencia como es en el caso de América Central, y efectivamente a veces la gente está forzada a salir disparando a buscar nuevos horizontes más allá de las fronteras, pero muchas veces es dentro de las mismas fronteras como es el caso de de Colombia, que es paradigmático, hay más o menos seis millones de desplazados internos y un poquito más que ya lleva varias décadas».
Respecto de Colombia agregó que «las migraciones internas son consecuencia del largo conflicto interno y que lamentablemente luego de la firma de los Acuerdos de Paz no mejoraron las condiciones de las comunidades, al contrario, en ciertas áreas la violencia se atomizó por pequeños grupos armados, a veces por otras situaciones, como el narcotráfico, la cuestión es que los acuerdos de paz eran tan esperados pero fueron boicoteados por ciertas entidades políticas y no cumplió con lo que se esperaba».
Inmediatamente señaló, siempre en relación a Colombia, que «es muy contradictorio y muy interesante porque Colombia tiene seis millones de desplazados internos y con los cuales muchas organizaciones colombianas están intentando hacer un trabajo sobre la verdad, sobre la justicia, etcétera, pero al mismo tiempo en estos momentos Colombia está recibiendo más de cuatro millones de venezolanos que han salido de su país, a veces en tránsito hacia otros países de América del Sur como Ecuador, Chile y Argentina, o sea es un país que hace unos años enviaba inmigración hacia Venezuela y en los últimos 2 o 3 años eso se revirtió y está recibiendo muchísimos venezolanos».
La tarea humanitaria de las organizaciones de las que participó y participa Guillermo Giarratana no siempre son bienvenidas por los gobiernos de los países a los que acuden. «El apoyo depende mucho muchísimo de la naturaleza y de la dinámica. Si es una situación de conflicto como en Siria y en Etiopía muchas veces los gobiernos se oponen, a veces de manera violenta a la acción humanitaria y algunas incluso son consideradas como occidentales como ingerencistas, como metiéndose en la política interna del país, entonces hay que lidiar con eso, hay que negociar, hay que intentar buscar terrenos de común acuerdos. En el caso de las dos organizaciones con las que trabajé y trabajo ofrecen servicios médicos y esa es una carta fuerte a jugar, hay un interés porque hay una necesidad y que va más allá de los grupos políticos o de los grupos armados. Luego, algunos gobiernos gobiernos o entidades de Estado entidades como la Unión Europea o entidades de Naciones Unidas apoyan con recursos financieros las acciones de organizaciones humanitarias. En el caso Médicos sin Frontera y de Médicos del Mundo tenemos una base muy fuerte de apoyo de la sociedad civil».
A propósito de la multiplicidad de razones que dan razón de ser a Médicos del Mundo o Médicos sin Frontera y de las dimensiones cada vez mayores de conflictos, hambrunas y catástrofes naturales, confrontado con la cada vez mayor concentración de la riqueza en pocas manos, se le requirió a Giarratana una reflexión y respondió: «yo diría que hay a varios niveles, a nivel propio personal, después de tantos años, lo que causa en mí es cólera, mucha desilusión pero a veces esperanza terca, como a me gusta llamarlo, de no aceptar las condiciones y tratar de aportar algo. También está la conciencia de que este tipo de «trabajo» que no es solo un trabajo, sino también es una causa, uno lo puede hacer enteramente en cuerpo y alma por unos años pero que a veces también uno tiene sus propios límites físicos y psicológicos y es necesario aceptar y hacer consciente que hay una dimensión personal en la reflexión en lo que se siente, en lo que comparte o compartimos entre colegas, etcétera, etcétera. Luego, ya en otro nivel de ideas, y ahí voy a hablar como especialista en Relaciones Internacionales, hice un master aquí en Francia sobre esta temática, hace tiempo que me he dedicado a esta beta dentro del mundo humanitario, los cinco los últimos cinco años en Médicos Sin Fronteras fui consejero en cuestiones de seguridad en conflictos internacionales, donde está el componente geopolítico muy fuerte, entonces en ese ámbito de reflexión lo primero que diría es que las organizaciones multilaterales, Naciones Unidas u otras internacionales, son absolutamente necesarias porque han aportado algo en la historia de los países, en la historia de la humanidad, recordemos que estas organizaciones tienen 50 años o 60 o 70 de existencia, no mucho más y de alguna manera vienen a dar cierto espacio sobre todo a los países menos potentes donde se pueden expresar, donde se puede votar, donde no es sólo la dinámica es que ejerce el poder el más fuerte».
«Lo que si constatamos es que las cosas no son simples, no es solo que unos pocos países ejercen sus propios intereses sobre otros, sino justamente el tema de la diversidad de intereses y la necesidad de articular intereses. Estoy hablando de intereses de Estado. A Rusia en este momento le interesa asegurar el flanco, por eso atacó Ucrania por su seguridad, porque la OTAN estaba extendiéndose hacia el oeste, etcétera, un interés del Estado ruso; pero pero hay otros intereses que son necesarios y los Estados son los representantes últimos y protectores de sus ciudadanos; hay intereses que sobrepasan los intereses del Estado, por ejemplo todos aquellos que concierne a la migración, a los desplazamientos de su propio ciudadanos, es una de las primeras cosas, pero luego fenómenos nuevos como el cambio climático, los fenómenos criminales transnacionales, y no hablo solo de la cuestión de las drogas o ese tipo de cosas, sino también de tráfico de seres humanos, del tráfico de materias primas, el tráfico o la descarga de desechos en países pobres, toneladas y toneladas de desechos generan ciertos países más potentes hacia otros países, entonces estos fenómenos que impactan excede incluso la acción de un Estado. El cambio climático es el ejemplo por excelencia, ya estamos pasando sobrepasand
o todos los límites, no podemos alcanzar a contener el aumento de la temperatura, a que no aumente más de un grado y medio en los próximos años, entonces ese tipo de esfuerzos la solución va más allá de los intereses de los Estado».
«En este punto -continúa- las preguntan son si la diplomacia funciona, los nuevos diplomáticos, los jóvenes los diplomáticos de cuadros medios que están trabajando hoy en nuestros países ¿están a la altura de los desafíos?, porque acá ya no es una cuestión de un país o dos países, sino, como fue en una época y como viene de nuevo a ponerse sobre la mesa, el desafío de lo nuclear nos toca como humanidad y no solo como individuo, no solo como comunidad de Posadas, no solo como provincia de Misiones, no solo como el sur de Brasil, nos nos toca como región y nos toca como humanidad»
El escenario de guerra entre Ucrania y Rusia que afecta al mundo y amenaza con hambrunas también fue analizado por Giarratana. «Esto ya lo estamos constatando en varios países de Ãfrica, como en el Cuerno de África donde hay desplazamientos porque ya las condiciones naturales de la región están muy afectadas, hay una escasez enorme de agua, hay sequía, casi no hay producción local de alimentos, pero sumado a lo de Ucrania efectivamente hay un impacto directo sobre el aumento del valor de la materia prima, de los cereales y que se reflejan en el aumento de los alimentos y esto nos lleva también a paradojas o a situaciones como la India que ha decretado que no se exporte ni trigo y otro tipo de cereales justamente para proteger el acceso a un precio aceptable a su propia población».
«No creo que sea que sea fácil a no ser a no ser que eso genere alguna llamado, un cisne negro, alguna cosa que fuera un elemento nuevo que puede suceder que cambie y que haga aceptar a las dos partes, pero recordemos que no hay sólo dos partes, del lado de Ucrania también está la Unión Europea y están los británicos que ya no forman parte de la Unión Europea y los norteamericanos. Desde el lado ruso van reforzando su alianza con China y con la esfera asiática, entonces estas cuestiones de influencia también entran en el juego y la negociación no es sólo Ucrania y Rusia, hay otros factores de influencia que están en el juego».
«Solo para terminar, la gran preocupación es que de verdad el tema de la amenaza nuclear no ni en su expresión más mínima, o sea, ni en el uso de armas pequeñas nucleares. Esperemos que no se llegue a ese punto porque la preocupación son los alimentos pero es también una potencial Guerra Mundial de arma nuclear».