Icono del sitio La 99.3

La tarea

Por Carlos Resio.

Últimamente escucho, repetidamente, de distintas personas con las que me relaciono, que nunca estuvimos tan mal. Pareciera que se apegan al falso pero difundido aserto que dice “todo tiempo pasado fue mejor”. No estoy de acuerdo, pero no por esto deberíamos descuidar el presente y mucho menos el futuro al momento de actuar ya que cada una de nuestras acciones, por insignificante que sea, tiene la capacidad cierta de modificar el futuro inmediato, que es el presente, pero mucho más la de condicionar el futuro de mediano y largo plazo. Por esto es que, atendiendo al grado de responsabilidad que nuestra propia circunstancia nos asigna, deberíamos dedicarle un mínimo de atención a nuestras decisiones y tratar de encontrarles un sentido antes de actuarlas. Si bien esto contradice mi sensación de que hacemos lo que podemos y que somos esto porque no podríamos ser otra cosa, no me quiero dar por vencido y cuando me doy cuenta y puedo trato de comprender la situación en la que estoy metido. Es conocido el estudio mediante el que dos profesores de física de la universidad de Cornell demostraron que las estrategias aleatorias en las inversiones bursátiles son más exitosas que las basadas en conceptos técnicos y sospecho que esto mismo puede ser trasladado a la vida cotidiana de las personas en las que las decisiones están más condicionada por sensaciones, sentimientos y preconceptos que por análisis sesudos pero de igual forma voy a insistir.

https://www.la99punto3.com.ar/wp-content/uploads/2023/09/RESIO-130923.mp3
Carlos Resio en La 99.3 el 13 de septiembre de 2023

Cuarenta años de democracia ininterrumpida incluyen la vida de varias generaciones de argentinos que hemos experimentado muy distintas experiencias y que en base a ellas hemos cimentado, con acciones y decisiones, el momento en que hoy estamos viviendo. Claro que hay quienes tienen mayor capacidad de incidencia individual pero la responsabilidad nos alcanza a todos cada cual en su medida. En estas cuatro décadas hemos pasado de la euforia a la decepción por lo menos dos veces y hemos tenido períodos mejores y peores cada uno con sus valoraciones y prioridades, pero durante todos estos años y en los distintos gobiernos se distinguió claramente el antagonismo entre los intereses nacionales y los neocoloniales y la cooptación de partidos populares como fue con el menemismo primero y cambiemos después en que el poder real tuvo el apoyo del peronismo en el primer caso y del radicalismo en el segundo. Estas situaciones determinaron un devenir pendular de suma cero que conspira contra un verdadero progreso del desarrollo nacional. Y no solo deberíamos tener en cuenta la insidiosa insistencia de una derecha cipaya y prebendaria que siempre entregó el país a intereses extranjeros a cambio de 30 denarios sino también de los errores propios.

Hemos llegado a este proceso electoral en el que se enfrentan nítidamente, me parece que como pocas veces antes y aunque los principales contendientes son tres, dos formas de ver la vida en comunidad y de objetivos divergentes. Las dos propuestas de derecha basan su discurso en disparates, recetas fracasadas, balbuceos incoherentes y mucho golpe de efecto para esconder la verdadera intención, que es la de neutralizar definitivamente las posibilidades de las grandes mayorías populares y medias de imaginar un destino común que, incluyendo al de toda Latinoamérica, nos une. Enfrente, desde el campo nacional y popular, se presenta una dificultosa construcción de relatos muchas veces contradictorios, recortes históricos, tropiezos imperdonables y promesas incumplidas y que de cierto modo han dejado a una buena parte la sociedad disponible para que la derecha, con sus numerosos disfraces y aprovechando la desmovilización y la falta de debate, infiltre su mensaje de orden republicano y mentiras utilizando un sistema de medios tan descomunal como cómplice. Este mismo mecanismo y el debilitamiento de los liderazgos también quitaron vigor al espacio militante en el que se apoyaron los mejores logros y tradiciones populares.

El hecho de que una las dos fórmulas de la derecha lleve como vicepresidenta a una apologista de la dictadura cívico militar, que esta exprese su condición de tal en un recinto legislativo y que sea tratado con la normalidad que merece cualquier expresión del juego democrático es muestra clara del grado de deterioro que ha sufrido el sentido democrático que alguna vez supimos defender celosamente. Pero como siempre sucede, el presente es siempre consecuencia de pasado y fue precisamente ese tiempo el que nos vino advirtiendo de las concesiones que se estaban haciendo para llegar a este momento.

El señalamiento de las disidencias como traiciones, el destrato a algunos sectores que no optaron por pertenecer estrictamente a la idea canónica de lo nacional y popular a pesar de ser demostradamente democráticos y el ensimismamiento en círculos afines de algunos liderazgos quizá fragmentaron las posibilidades de robustecer el proceso de democratización popular para defenderlo en circunstancias adversas como las actuales.

Daniel Feirestein en una entrevista que Luciana Bertoia le hizo el 9 de septiembre último en página 12 plantea precisamente que el fortalecimiento del relato negacionista que intenta imperar encuentra condiciones favorables, entre otras cosas, por errores cometidos en el relato histórico que en 2003 vinculó los derechos humanos con las luchas de los 70´s quitando de la historia las luchas y logros de los 80´s y los 90´s cuyos protagonistas muchas veces fueron otros distintos y en distintas circunstancias dejando dos décadas vacías, con algunas notorias excepciones, dificultando la comprensión del proceso y quizá facilitando que se instale en algunos sectores el discurso de confusión que hoy utiliza la derecha. Este proceso de infiltración negacionista viene ganando aceptación desde hace por lo menos 15 años con la aparición de Cecilia Pando para luego tener lugar en el relato oficial durante el gobierno de Macri con frases como “el curro de los derechos humanos” o “no fueron 30.000” en boca del entonces ministro de cultura porteño Darío Lopérfido.

Ya quedó demostrado que la política puesta al servicio de los intereses populares y en lucha contra el autoritarismo, los intereses extra nacionales y el poder concentrado es capaz de remediar ofensas y divisiones realizando movimientos impensados en otros momentos. O acaso imaginábamos en 2019 a Massa como candidato a presidente del campo nacional y popular después de haber votado a favor del pago a los fondos buitre y haberse manifestado a favor del encarcelamiento de Milagro Sala y el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente de Venezuela.

Entonces, en este mismo sentido bien podría un nuevo gobierno del campo nacional y popular incluir entre sus principales tareas la de reconstruir el sentido de valoración del sistema democrático, la reconstrucción institucional (la creación de un nuevo y moderno servicio judicial es urgente) y la presentación de grandes objetivos nacionales pensados para que la enorme mayoría de los argentinos y argentinas se sientan identificados. Temas como la educación y la salud públicas, la soberanía nacional, para protección y defensa de los bienes naturales, el desarrollo de la ciencia y la industria nacional, la desmonopolización de la producción, la reforma financiera y la integración nacional como algunos a incluir.

Para esto es indispensable a recomposición de los canales de relación entre las distintas expresiones democráticas de las representaciones políticas que dejen aisladas las manifestaciones autoritarias, antidemocráticas y anti nacionales. Pocas tareas son tan urgentes y necesarias. No hay posibilidad de pensar en un destino común para el pueblo si no lo encaramos desde una base firme y en estos 40 años hemos acumulado elementos valiosos para cimentarla, solo hay que reunirlos para que de forma inevitable contrasten con el pequeño proyecto neocolonialista que unos pocos defienden pero que tanto daño hacen y también para poner en evidencia lo mucho que podemos perder. Ante esto, vuelvo a dejar de lado la peregrina idea de que es el azar el que determina nuestras vidas y vuelvo a creer en la voluntad popular que a través de sus liderazgos vuelve a soñar en el futuro deseado.

Carlos Resio

Para analizar, reflexionar y debatir el ideario del Manifiesto Argentino, Carlos Resio, integrante de la Mesa Ejecutiva de la organización que conduce Mempo Giardinelli, comparte propuestas de la agenda pública en su columna semanal de cada miércoles, a las 7,30 en el programa Contala como quieras, en La 99.3

Salir de la versión móvil