Lo impensado
(Por Carlos Resio) Hoy es miércoles 23 de marzo. Hace 46 yo tenía 14 años y una buena parte de la sociedad estaba a punto para aceptar 7 años de carnicería y destrucción de un modelo cultural que la había puesto entre las mas desarrolladas de América Latina. Las clases medias leían Gente, Clarín, La Nación, Somos y Para Tí. Les niñes nos educábamos con Billiken. Les trabajadores ya venían siendo perseguides por las organizaciones paramilitares y las patotas sindicales de la burocracia, los díscolos sufrían el permanente ataque de los medios y eran considerados casi como indeseables activistas. Sumado al clima de violencia y confusión política luego de la muerte de Perón el golpe estaba a punto caramelo.La tapa de Clarín de ese día titulaba INMINENCIA DE CAMBIOS EN EL PAIS y en la bajada comentaba tanto la reunión de la multisectorial de partidos políticos que intentaban encontrar una salida a la crisis política como la zarpada de la flota de mar hacia un destino no declarado y la toma de posición del ejército en lugares estratégicos. Era vox pópuli y se esperaba, en algunos casos se deseaba, el golpe de estado y en las conversaciones se lo mencionaba como un hecho más, quizá por repetido, de la realidad en la Argentina. La violenta violación de la Constitución, en vastos sectores de la sociedad, era naturalmente aceptada.
Lo que siguió, fue una oscura noche donde no faltó ningún horror. Con los años, muchas y muchos de quienes estábamos en otra cosa, en los años posteriores aprendimos, comprendimos y luego atesoramos las enseñanzas de las víctimas y de quienes lucharon por recuperar la democracia, la verdad y la justicia, y le sumamos la memoria. Ya pasaron 39 años desde el regreso de la democracia y desde entonces las bestias, agazapadas, esperaron su momento y en ocasiones se dejaron ver. Siempre se encontraron con la resistencia de un pueblo que había hecho carne las consignas de memoria, verdad y justicia y retrocedieron como lo hicieron con la ley de 2×1 ante la enorme manifestación popular. Hoy me parece ver un debilitamiento de esas barreras por el uso de nuevos mecanismos de acción por parte de la derecha reaccionaria pero también permitida por los errores de la representación del campo nacional y popular.
Ayer por la tarde, escuché unos minutos de un programa periodístico de producción propia de una radio local y me llamó la atención por lo chabacano y vulgar del lenguaje de sus conductores y participantes pero sobre todo por el contenido de sus intervenciones. Entre otros conceptos vertidos anoté, entre otras delicias, este textual: “En lugar de usar lo derecho humano padefende a los marica, ¿por qué no defienden a los que trabajan?” Llamativamente este programa sigue después de que termina la emisión de uno de una radio porteña y conducido por un periodista de los más progresistas y comprometidos con los valores democráticos. Me pregunté entonces ¿que hace que en una radio cuyo propietario es un conspicuo personaje cercano al poder local y quien en su programa televisivo opina con tono adusto acerca de las bondades de la democracia prohíje a estos personajes en su emisora?
Expresiones como las que transcribí son impensadas en el país que imagino para las futuras generaciones y sin embargo son vertidas sin consecuencias por estos personajes. Paralelamente a esto también pudimos ver un recrudecimiento actos violentos por parte de la policía provincial en las protestas docentes con la ostentación de armas de fuego y actitudes provocadoras y amenazantes.
En este sentido, a nivel nacional, dirigentes de los espacios de derecha y “libertarios” se disputan el podio del discurso más violento que preocupa por estar calando en sectores populares que ven en estos personajes a quienes, con sus cantos de sirena, traen la solución de los problemas que ellos mismos les generaron. El crecimiento de Javier Milei, personaje extravagante y violento, es asombroso y preocupante si además lo asociamos con la pérdida de popularidad de los dirigentes de Cambiemos y el debilitamiento del espacio Nacional y popular. Esta combinación ya está haciendo babear a los sectores concentrados porque imaginan un balotaje entre un candidato de Cambiemos y el fenómeno de circo.
Creo que este retroceso en la consideración de lo tolerable es lo que debe darle un nuevo significado a la jornada de mañana. La conmemoración del 24 de marzo, además de la permanente recuperación de las consignas de memoria, verdad y justicia debería proponer acciones contra el avance de los nuevos mecanismos que preparan a las sociedades para aceptar lo inaceptable. En una de mis columnas anteriores mencioné el concepto de la ventana de Oberton, una teoría por la cual se explican los mecanismos por los cuales una idea sin viabilidad política, por inaceptable, puede ser aceptada por las sociedades y viceversa. La aplicación de esta teoría tiene muchos ejemplos en la construcción de nuevos paradigmas y valores si uno presta atención. Desde frases como “el curro de los derechos humanos” hasta encarcelamientos de opositores sin que esto haya merecido la suficiente repulsa de toda la sociedad no son sino el corrimiento de la inaceptable hacia lo razonable y hasta políticamente correcto como consecuencia de estas técnicas de manipulación social.
Todo esto debería preocuparnos profundamente a la vista del crecimiento de movimientos fascistas en Europa y otras regiones del mundo siempre como instrumentos de la concentración económica que ya es intolerable para la enorme mayoría de la población mundial y que no puede ser sostenida sino es a través de la violencia, el autoritarismo y los mecanismos que escapen al control popular.
Mañana, 24 de marzo, es una fecha propicia para que, además de nuestra habitual participación, sumemos a quienes hasta ahora no se han sentido parte de la acción militante o se muestran indiferentes o ajenos a estas manifestaciones. También es indispensable trabajar por la unidad del campo nacional y popular para que la fuerza demostrada en estas jornadas tenga poder de disuasión. De esa manera, creo, estaremos contribuyendo a fortalecer el sistema de defensa de la sociedad ante este momento de resurgimiento de expresiones antidemocráticas que, muchas veces en nuestra historia y la de otros países, fueron subestimadas y prevalecieron gracias al trabajo previamente hecho para preparar las circunstancias que las hicieron aceptables para una sociedad con la guardia baja. Es la hora del compromiso para ponerles un freno a los enemigos del pueblo. Por las futuras generaciones, nunca más.
Para analizar, reflexionar y debatir el ideario del Manifiesto Argentino, Carlos Resio, integrante de la Mesa Ejecutiva de la organización que conduce Mempo Giardinelli, comparte propuestas de la agenda pública en su columna semanal de cada miércoles, a las 7,30 en el programa Contala como quieras, en La 99.3