LULA, por Roberto Abínzano
(Roberto Carlos Abínzano) No pude encontrar en el enjambre de mi biblioteca desorganizada el libro de Vivian Trías: “Imperialismo y geopolítica en América Latina” como para difundir sus datos de edición. De todas maneras, recuerdo lo fundamental para decir algo ahora confiando en mi memoria.
En la postguerra, y con el plan estratégico de dominar ciertas áreas del mundo, EEUU seleccionó algunos países en los cuales invertir grandes sumas de dinero para impedir toda influencia comunista (guerra fría) promoviendo el desarrollo y adjudicando a esos países un papel de control regional, partir del cual ejercer su hegemonía mundial.
Esos países fueron Alemania, Israel, Japón y, el que nos interesa ahora: BRASIL. Fue así como a partir de los años cincuenta hubo en el país vecino un proyecto desarrollista con fuertes inversiones de capitales norteamericanos.
Toda la economía pasó a manos multinacionales y la clase trabajadora, mal organizada y sin tradiciones de lucha como en otros países sufrió una creciente explotación, pérdida de derechos, marginación, etc. mientras las industrias crecían. A comienzos de los años sesenta ganó las elecciones Janio Quadros, quien utilizó, como símbolo electoral, una escoba, que significaba la necesidad de limpiar toda la corrupción ligada al desarrollo capitalista en todas las esferas oficiales y privadas.
No bien llegó al gobierno comenzaron los planteos militares; una tras otro, hasta que decidió dignamente renunciar. Lo remplazó Joao Gulard, que venía de una gira por China. Joao, unas de las primeras medidas que tomo fue lanzar una reforma agraria que incluía sus propios latifundios de Rio Grande Do Sul. Obviamente, la suerte estaba echada, y un golpe militar lo derribó inmediatamente instalando una dictadura que duró …..años.
Durante la dictadura se siguieron invirtiendo capitales de EEUU y otros aliados y coartando todas las conquistas obreras y campesinas. Fueron años de represión, exilios, sometimiento y desesperanza. Pero, este desarrollo, en definitiva, dependiente, tuvo cierto éxito en manos militares y se creó una capa social beneficiada por cierto crecimiento económico y un empresariado capacitado y hábil para los negocios. Pero, todo este proceso llevó a una ENORME DESIGUALDAD; A UNA DISTANCIA ESCANDALOSA ENTRE RICOS Y POBRES; LA INEXISTENCIA DE UNA CLASE MEDIA; UNA MARGINALIDAD SIN PRESEDENTES.
Fue entonces que al recuperarse la democracia, y luego de las aventuras neoliberales de Collor de Melo y de Cardozo, el partido de los trabajadores pudo llegar al al gobierno, siendo atacado de inmediato por el poder económico, la embaja de EEUU y los grandes medios de comunicación masiva.
La historia reciente ya es conocida. Hoy Dilma y Lula son las víctimas de esta dictadura apoyada por EEUU, sus aliados y por Macri. El pueblo argentino debe poner sus barbas a remojar, y luchar solidariamente junto a los hermanos brasileños. El enemigo es el mismo. Los métodos son idénticos. Es el fascismo norteamericano de los republicanos y de los demócratas por igual.
Tristes días para America Latina.