El presidente Alberto Fernández ya es catalogado como figura decorativa, sin ejercer el cargo, supuestamente desplazado por Cristina Kirchner. Así, los medios opositores usan a la vicepresidenta para espantar y a la vez azuzar al electorado antikirchnerista. La definen como causante de una destrucción del Frente de Todos, el sueño en el que trabajan desde mayo de 2019. Como derivación automatizada, condenan la trabajosa llegada de vacunas.
(Por Hugo Muleiro para COMUNA y La 99.3) Antes de que la Vicepresidenta dijera que Argentina no puede pagar la deuda con el FMI, que es el motivo de las conversaciones del ministro Guzmán en Washington, Clarín ya la había sentenciado por un “dominio” en el Gobierno. Como parte de la misma estrategia concertada, Macri habló de un país “sin rumbo ni conducción”.
Las definiciones de Cristina Kirchner en el acto del 24 de marzo en Las Flores fueron usadas como insumo para darle credibilidad al diagnóstico adoptado previamente. Por eso el jueves Pagni escribió en La Nación que el Presidente está “en una carrera acelerada hacia la autodestrucción”. Al día siguiente subió el tono Bonelli en Clarín, cuando tipeó que “amenazó con irse”, en una supuesta discusión con Cristina Kirchner. Escoltó González en el mismo diario, con preguntas tales como “hasta dónde cae Alberto Fernández” y “hasta dónde llega Cristina”.
En La Nación, Jacquelin escribió sobre “el mes de la capitulación albertista” y “mes de la claudicación”. Y, en el mismo diario, Sergio Suppo, debajo del título “Todo el poder a Cristina Kirchner”, desplegó una ocurrencia: Alberto Fernández “es el primer presidente de la historia en ser desalojado del poder sin tener que abandonar el cargo”.
Al lado de tales osadías, este medio publicó dichos de Macri, uno de sus accionistas, producto de una serie de declaraciones ante periodistas que le rinden pleitesía. El título fue: “Alberto no es presidente”. Traducido por Infobae también en un titular de gran destaque: “Alberto no ha ocupado el rol de presidente”.
Siguieron el sábado notas con Alberto Fernández en posición “autodestructiva” o “desplazado”, hasta coronar el domingo con Morales Solá, en tapa: “Las palabras destituyentes” de Cristina Kirchner. Para que ningún lector/esclavo quede desatendido, Van der Kooy sentenció en Clarín que “ya gobierna Cristina”, razonamiento aplicado en Infobae por Tenembaum, que la tilda a “Ella” como desestabilizadora.
En fin, hay más y más ejemplos de una ofensiva netamente electoralista y a la cual son adaptadas todas y cada una de las novedades políticas, económicas y de salud que se producen en el país.
Quiso el destino que estos días fueran los del regreso al primer plano del canal del grupo Clarín de Juana Viale, la animadora de quien no se tenían noticias de inclinación o esmero alguno por la política, y que en una ocurrencia aparentemente torpe o distraída instaló a mitad de 2019 la hipótesis de que Alberto Fernández tal vez no termine su mandato. De alguna manera, todas las plumas prestigiosas del poder mediático van, con palabrerío más o menos elaborado, detrás de ese discurso.
Sobra decir que este batallón editorial condena la salida del Grupo de Lima, el foro creado por Estados Unidos para sus planes de intervención en Venezuela, y protesta rabiosamente por la querella anunciada por el Presidente por la deuda tomada por Macri, escandalizado por la posibilidad de que los burócratas del FMI sean llamados a declarar.
Desempolvaron el fantasma del “chavismo”, la consigna del “aislamiento internacional”, recitada también por Macri y, como parte del dispositivo que desarrolla el relato diseñado por los sectores más extremos de las corporaciones estadounidenses, deslizan en todos sus “análisis” advertencias sobre las oscuras y peligrosas pretensiones chinas en América Latina, lo cual vinculan a la provisión de vacunas. Al menos lunes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo hubo en Clarín y La Nación quejas porque Argentina no arregló con Pfizer.
Y si llegan vacunas, que no sea buena noticia: pese a la trabajosa provisión que le permite al Gobierno mantener en marcha el plan de vacunación, estos tres medios siguen martillando sobre el “fracaso” y, para adornar, tratan de recrear su casi inexplicable odio a Aerolíneas Argentinas, a la que quieren “denunciar” como flete caro e ineficiente.
El relato reiterado sobre una inminente disolución del Frente de Todos obliga a estos medios a censurar los hechos que lo pongan en duda o lo desmientan. Por eso no informaron que el gobernador Kicillof, siempre descripto como una pieza manejada por Cristina Kirchner e incluso como adversario directo del Presidente, le dedicó el millón de vacunados en la Provincia a Alberto Fernández, en un discurso afectuoso, en el que reconoció su gestión sanitaria.
Otros embates al Gobierno están en la misma matriz: nuevas sugerencias de que la política cambiaria no resiste, para empujar hacia una devaluación, también una forma de desgastar al ministro Guzmán justo cuando estaba en Washington. Y la defensa a ultranza de los propios: La Nación transcurrió cinco días consecutivos de ataques a la jueza María Servini de Cubría, por investigar la denuncia de las operaciones macristas en el Poder Judicial, en especial la muy fluida relación entre el ex asesor presidencial Rodríguez Simón con el supremo Rosenkrantz. En este trabajo sucio, Pagni y Morales Solá se alternaron en críticas duras y expresiones de desprecio hacia la magistrada.
La defensa de los propios se expresó también en la unánime y simpática definición como “blooper”, una suerte de gracia para espacios televisivos, a la imagen del Gran Turista recién levantado en una reunión virtual de Juntos por el Cambio. O el ocultamiento de los sucesivos desaciertos en la vacunación en la Ciudad de Buenos Aires.
Y si la economía está reactivándose, hay que ocultarlo o tergiversarlo. Por eso La Nación intentó el jueves revolucionar la teoría económica universal con la tesis “Crecer sin crecer”. Algo así como que los índices positivos del Producto Bruto Interno en verdad no son positivos, sino mero espejismo.
No es el único chiste de la semana. El domingo en La Nación, Rodríguez Yebra quiere usar la presencia en el acto de Las Flores de Sergio Berni, después de sus ataques renovados a la ministra Frederic, y para ello llega a decir que, mientras aplaudía a la Vicepresidenta, se veía su sonrisa bajo el barbijo. No en cualquier periodismo se consiguen genios así.
Pero este domingo 28 hay al menos algo para rescatar de todas estas páginas: en La Nación, Fernández Díaz escribió su acostumbrada nota opositora sin apelar a algo escrito por Borges. Un gran alivio para las letras universales.