miércoles, octubre 30, 2024
Misiones 2

No aflojamos

Por Liliana Hendel (COMUNA)

“Nosotros somos los que bancamos y bancaremos…”

“No merecemos una campaña pública donde digan que nosotros somos el cáncer…”

Se sucedían las personas que tomaban el micrófono, para decir que no está dicha la última palabra.

El calor agobiante no impidió una asistencia numerosa. La puerta del viejo y querido canal se convirtió en el escenario donde Gabriela Radice en muchos momentos tuvo que lidiar con su propia emoción y sus ganas de llorar para poder seguir siendo la conductora de este momento mágico en el que se privilegiaron los abrazos, los encuentros, la única medicina que puede hacerle frente a la desazón y la tristeza.

Vaciamiento de la cultura, solidaridad con Radio Nacional, nuestra memoria, eran conceptos e imágenes que circulaban entre quienes ocupaban el escenario.

“La austeridad que piden solo se ve en las políticas laborales y solo se ve con la pantalla, porque no hay ningún proyecto profesional. Cuando vamos a pedir trabajo nos responden con las planillas de Excel, porque tratan a Canal 7 como si fuera un estudio contable, un estudio de abogados. Creen que el canal puede funcionar sin noticias sábados y domingos, creen que el canal puede cerrar el viernes a las 10 de la noche, como si las noticias pudieran esperar hasta el lunes. No se lo vamos a permitir…”

Abajo, en la calle, sin importar el calor, solo abrazos y lágrimas, lágrimas y abrazos. Un joven, querido colega del 13, me apretó fuerte y me dijo: “estamos todos del mismo lado”.

Quienes estábamos allí compartimos la visión del desastre para la democracia que es la gestión de Hernán Lombardi y entendemos el cierre de medios al servicio de esa destrucción, muy útil y funcional para un gobierno que se impone a capa, rosca y espada.

“Unidad de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode se jode” gritaba la calle mientras Gabriela leía la larga lista de adhesiones

Ellas estaban allí sentadas, siempre presentes, Norita, Taty y Lita. No necesitan apellidos los pañuelos blancos y la fuerza intacta.

”Viejas -dijo Taty-, con bastones, en sillas de ruedas, pero las locas estamos aquí para decirles que estamos con ustedes… Es lamentable que tengamos que juntarnos para repudiar el vaciamiento de los medios públicos… Esto que digo no es partidismo, es una realidad histórica, así como Néstor Kirchner fue el primer presidente que tomó los derechos humanos como política de Estado, la misma política de Estado que continuó Cristina Kirchner, ahora realmente la política de Estado que pone en marcha este gobierno es la desocupación, la represión… presos políticos. Es lamentable…”

Norita condenó minutos después la acción del gobierno en Plaza de Mayo, con el argumento de una “renovación”. Así, deploró que “quieran levantar las baldosas de la Plaza como si se pudieran barrer la memoria así no existe la plaza, como si no hubiera existido nunca”.

“Quieren volver a la teoría de los dos demonios… que nos reconciliemos con los genocidas. Decimos que no habrá ni perdón ni olvido, ni reconciliación”.

“Nos duele lo que pasa con los medios porque además nosotras, gracias a los medios, pudimos difundir el horror que se vivía en la Argentina…Perdimos muchos periodistas, pero pudimos seguir andando. No nos van a destruir, no van a lograr que bajemos los brazos, las madres y los organismos de derechos humanos vamos a estar al lado de ustedes y de todos los trabajadores que hoy están siendo atacados. Los defendemos, los queremos”, expresó.

“30.000 detenidos desaparecidos PRESENTES, ahora y siempre…Gracias chicos, gracias chicas…En cada uno y una de ustedes vemos a nuestros hijas e hijos”.

En la misma línea y con la misma pasión habló Lita: “Para nosotras esta es la lucha por el derecho humano a estar informada… Está claro que cuando se quiere golpear a Canal 7 se quiere golpear a la memoria”.

Nadie se movió cuando las madres volvieron a sentarse.

“Estos actos de despidos, estos actos de destrucción de medios críticos alternativos, no son otra cosa que el modo en el que la derecha entiende la guerra cultural”.

Gabriela invitó a que ese abrazo sea una realidad física y lo logramos. Abrazamos ese edificio emblemático como quien abraza un árbol añoso, con la ilusión de intercambiar una energía de unidad y de acción concreta.

Una señora se me acercó, me apretó la mano fuerte y me pidió: no aflojen, por favor no aflojen…

Quédese tranquila señora… ¡no aflojamos!

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