El Premio Nobel de la Paz argentino Adolfo Pérez Esquivel denunció este jueves que la justicia brasileña no le ha permitido visitar al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien se encuentra detenido desde el 7 de abril en la Policía Federal de Curitiba, Brasil.
Pérez Esquivel apuntó que está intentando obtener la autorización judicial para visitar al exmandatario brasileño, debido a que es un derecho dentro de las reglas de reclusos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde 2015, conocida como las reglas de «Reglas de Mandela» y Reglas Mínimas de la ONU.
O prêmio Nobel da Paz, Adolfo Pérez Esquivel, foi impedido de visitar o presidente Lula. Ele faria uma visita humanitária e denunciou a arbitrariedade do isolamento de Lula, que está limitado a receber visitas apenas de seus advogados e família.
Fotos: Ricardo Stuckert pic.twitter.com/N5s42Q2H0d
— Lula pelo Brasil (@LulapeloBrasil) April 19, 2018
«Tenemos dificultades (…) No quiero hablar de los jueces (…) vamos a seguir reclamando ese derecho», dijo el Premio Nobel argentino la noche del miércoles durante su participación en la segunda edición del Circo de la Democracia.
Esquivel agregó que en su condición de presidente de un Organismo de Tutela Internacional de los Derechos Humanos y de Nobel de la Paz tiene la facultad de constatar las condiciones de la prisión en las que se encuentra Lula.
Campamento #LulaLivre: la jueza rechazó otro pedido de visita a pesar de que la ley permite visitas de amigos. Lula es un preso político, una muestra del Estado de excepción que vive Brasil.
Le escribí una carta, se las comparto.#NobelparaLula #LulaLivre #LulaLibre pic.twitter.com/CDvoNLaKlz— AdolfoPérez Esquivel (@PrensaPEsquivel) April 19, 2018
Asimismo, senadores de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara Alta de Brasil también exigieron que amigos y familiares tengan acceso para ver a Lula, derecho que ha sido negado también al expresidente de Uruguay José Pepe Mujica.
Finalmente, Adolfo Pérez Esquivel subrayó que al negársele la petición de visita, Brasil comienza a mirarse desde afuera con desconfianza por el hecho de aprobar la destitución de la presidenta constitucional Dilma Roussef y ahora condenar sin pruebas a Lula, quien es el candidato presidencial favorito para los próximos comicios.