La previsible defensa corporativa de las prácticas de “periodistas” acusados de ser cómplices de acciones ilegales ocupa esfuerzos editoriales opositores, aunque desplazados a último momento, sábado y domingo, por el uso político de la muerte del ex secretario de Cristina Kirchner. A su vez, estos temas pusieron en segundo plano el combate a la política sanitaria del presidente Alberto Fernández, cuya debilidad y condicionamiento es siempre el objetivo de fondo.
Encubrimiento al espionaje y uso político de la muerte del ex secretario de Cristina Kirchner.
La confesión, de años atrás, sobre la práctica del periodismo de guerra contra la entonces presidenta, queda en estos días como una descripción pálida de los extremos a los que están llegando Clarín, Infobae y La Nación, incluyendo la inmoralidad de usar la imagen del fiscal Alberto Nisman en textos referidos al asesinato del ex secretario Gutiérrez.
Cuando se conocieron los primeros informes según los cuales el conductor televisivo Majul recibía material de agentes de inteligencia del Estado para sus maniobras de escrache y persecución política, La Nación lo borró tres días de sus espacios -ni notas, ni la publicidad habitual de su programa-. Clarín censuró las denuncias, pero tampoco lo defendió.
Recién a partir del fin de semana pasado se organizó la disciplina de cuartel que acatan las y los columnistas, para imponer la coartada de “defensa de la libertad de expresión” para encubrir delitos de quienes se dicen “periodistas”. Siguieron este ritmo marcial Kirschbaum, Van der Kooy, González, Roa, Miguel Wiñazki y Fioriti en Clarín. Y Morales Solá, Pagni, Guyot, Di Marco y Sirvén, en La Nación. Luego hizo coro una “solicitada” que repitió la misma coartada. Decenas de firmas entre las que es imposible discernir entre quienes figuran por convicción y -considerándolo con piedad-, quienes están por coacción.
El relato se aplica por igual en defensa de Majul, Santoro y otros acusados de estas prácticas, y para hundir la causa en la justicia federal de Lomas de Zamora, un tema que el martes en Clarín digital estaba en la pantalla 22da. Era el título 94to. de ese día bajo el enunciado “causa sensible”. Pero la celeridad de los hechos forzó un viraje y pronto comenzó la campaña de hostilidades contra el juez Villena, evidentemente como creación del clima que desembocara en su desplazamiento, resuelto por una aplaudida “cámara federal” -en verdad unipersonal-.
El miércoles hubo reportajes gemelos de Clarín y La Nación a Nieto, el secretario de Macri, con preguntas que en términos futbolísticos fueron centros para que cabeceara al gol. Ese día Morales Solá sumó hostilidades al teclear sobre los “excesos” de Villena y el “apresuramiento” de detener a representantes del macrismo, premura que nunca había notado con las detenciones televisadas del período 2015-2019.
Pagni levantó el tono el jueves, al llamarlo “converso” al juez Villena, por “traicionar” a Juntos por el Cambio, y acusándolo de intentar que la investigación llegue al operador que Macri puso en la AFI, Gustavo Arribas, y al propio ex presidente, pero protegiendo a Majdalani. En suma, una forma de descalificarlo. El viernes en Clarín, González apeló a la artillería conocida: “vendetta”, “venganza” y maniobra con letra K.
Era obvio que el desplazamiento del juez iba a recibir titulares y notas entusiastas, a pesar de que no esté claro si el juez reemplazante podrá caminar en pos de una investigación seria o será doblegado por este dispositivo de poder que congrega a medios, espías y ex espías, fiscales, jueces y legisladores.
El asesinato del ex secretario Gutiérrez activó el sábado prácticas de informar y comentar como oposición radicalizada al gobierno: fue usado, una vez más, el fiscal Nisman y su cadáver, para vincularlo con los hechos en el sur y deslizar sospechas que sólo pueden ser enunciadas ignorando todos y cada uno de los aspectos y detalles que rodean al asesinato de Gutiérrez, vinculado con su vida privada. Este despliegue incluyó el sábado el acto malicioso de Infobae de poner en primer plano una foto en la que la víctima del crimen aparece junto a Cristina Kirchner y Alberto Fernández.
Generoso espacio dio este despliegue editorial a Laura Alonso y su frase “no necesitamos otro Nisman”, mientras los medios que la publicitan demostraban exactamente lo contrario, que sí buscan crear otro Nisman.
La oposición al Gobierno tiene un capítulo fuerte en el ataque a la política sanitaria para enfrentar la pandemia. “Endurecen la cuarentena, pero el nivel de testeos sigue siendo bajo”, fue título de tapa de Clarín del lunes 29, buscando desencadenar la ira de sectores de clase media. Se intenta convencerlo de que mientras se esfuerzan en el “encierro”, el Gobierno hace todo mal.
Esta estrategia tuvo varios capítulos, “noticias”, “índices” y notas de “análisis”. Todas se parecen, todas parten de la misma falacia: es la cuarentena -no la pandemia y una crisis mundial- la que produce la recesión y el sufrimiento económico de la población. Uno de no pocos extremos de esta maniobra la encarnó con alevosía Van der Kooy en Clarín, el domingo 5: habla de un Presidente “encerrado”, que “no da señales de entender” de que hay que reanudar actividades y que prefiere un “estado policial”.
Para este procedimiento, el “analista” tiene que ignorar que hay provincias y ciudades que están en fases muy diferentes, como ocurre en cualquiera de los países europeos puestos como ejemplo, y que hay industrias que están en producción con protocolos especiales aprobados por el Estado que conduce Fernández.
No importan los hechos, y esa manipulación permite el ataque del columnista al Presidente. También explica que, a centímetros de títulos y notas en supuesta defensa de la libertad de expresión, Clarín publique un artículo para publicitar a la empresa Instagram y sus “fundamentos” para censurar a Florencia Kirchner, por un mensaje sobre el conflicto en Medio Oriente. Pero es así desde mucho tiempo: todo lo que lleva o se asocia con la letra K ha de ser manipulado, demonizado y censurado.
(Foto: Comunicación Senado de la Nación)
Semana a semana el periodista y escritor Hugo Muleiro repasa con detenimiento las columnas de opinión y análisis de los principales medios gráficos de mayor alcance nacional en tanto hegemónicos. Sus columnas se publican en Comunicadores de la Argentina (OPERETAS. www.comunanet.com.ar)